En el contexto del Año de la Oración 2024, que nos prepara para el Jubileo de 2025, el Papa Francisco enfatiza la importancia del diálogo íntimo con Dios a través de la oración, una práctica que debe ser constante y profunda, capaz de transformar vidas mediante la cercanía al “Corazón” de Dios. Esta comunicación no se ve como una interrupción de las actividades diarias, sino como el aliento vital que sostiene cada acción, iluminando la presencia de Cristo en los demás y fortaleciendo la relación con la Trinidad.
La familia se presenta como una escuela primordial de oración, donde los valores y prácticas de oración se inculcan desde la infancia. Esta formación en el hogar es decisiva, marcando profundamente la vida cotidiana y crecimiento espiritual del individuo. La oración en familia es destacada por el Papa Francisco en “Amoris Laetitia” como una poderosa herramienta evangelizadora, capaz de transformar las familias en “Iglesias domésticas” y agentes de cambio en la sociedad.
Entre las prácticas específicas de oración, como las bendiciones antes y después de las comidas, sirven como momentos significativos de reunión familiar y gratitud hacia Dios por las bendiciones recibidas. Estas oraciones diarias enseñan a los niños y a los miembros de la familia sobre la providencia divina y la importancia de pedir y agradecer por el pan de cada día, enlazando las enseñanzas de la fe con la experiencia cotidiana de la gracia y la comunión familiar, en este año dedicado a la Oración se nos ofrece el material «Enséñanos a orar» del que extraemos las siguientes oraciones para fomentar esa oración en la Familia:
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