En esta reflexión dominical en clave ecológica, nos sumergimos en las Escrituras para encontrar inspiración y un llamado urgente a cuidar nuestra casa común. Las lecturas de hoy nos revelan la grandeza y el poder de Dios sobre la creación, desde la tempestad que responde a la voz del Señor en el libro de Job, hasta el dominio de Jesús sobre el mar en el Evangelio de Marcos, y en la carta de san Pablo a los corintios, nos recuerda que el amor de Cristo nos transforma en nuevas criaturas, llamándonos a vivir de manera que honre a Dios y a su Creación. Estas lecturas nos inspiran a reconocer la belleza y la fragilidad del mundo natural, y nos invitan a ser responsables – agradecidos, cuidando la Creación con fe y amor; profundicemos, con los siguientes elementos que nos ofrece para esta liturgia de la Palabra.
PRIMERA LECTURA
La lectura del libro de Job 38, 1. 8-11, nos muestra la grandeza y el poder de Dios como el creador y guardián del mundo natural. Al responder a Job desde la tempestad, Dios revela su papel activo en el ordenamiento y la conservación de la creación. Las imágenes de puertas, cerrojos y límites impuestos al mar nos recuerdan que la naturaleza, aunque majestuosa y poderosa, está bajo el cuidado y la autoridad divina. Este poder regulador de Dios asegura que la naturaleza siga su curso sin desbordarse, manteniendo el equilibrio y la armonía necesarios para la vida. Este pasaje nos invita a reconocer la sabiduría y el cuidado de Dios en la creación, motivándonos a respetar y proteger ese orden establecido.
Desde una perspectiva ecológica, este texto nos llama a ser cuidadores responsables de la Creación. Al igual que Dios puso límites al mar, nosotros también debemos poner límites a nuestras acciones para evitar dañar el medio ambiente. Los elementos clave para cuidar la creación incluyen el reconocimiento de la soberanía divina sobre la naturaleza, la necesidad de establecer prácticas sostenibles que respeten los límites naturales, y el compromiso de preservar los recursos para futuras generaciones. En este sentido, la fe y la responsabilidad ecológica se entrelazan, animándonos a actuar como colaboradores de Dios en la protección y cuidado de la tierra, promoviendo una actitud de respeto y reverencia hacia toda la Creación.
SALMO RESPONSORIAL
El Salmo 106, 23-26. 28-31, nos invita a contemplar la majestuosidad de las obras de Dios en la naturaleza y a reconocer su poder y bondad en la creación. Los que viajan por el mar y contemplan las maravillas del océano profundo son testigos de la grandeza divina. El pasaje describe cómo Dios, con su Palabra, puede desatar ventarrones y encrespar las olas, demostrando su control sobre las fuerzas naturales. Pero también nos muestra su misericordia, pues en la angustia de los marineros, Dios escucha sus súplicas y convierte el huracán en una brisa suave, llevándolos a un puerto seguro. En esta perspectiva, este Salmo nos inspira a cuidar la Creación reconociendo la bondad eterna de Dios y su amor manifestado en la naturaleza, elementos clave para cuidar la creación que incluyen el reconocimiento de la soberanía de Dios sobre el mundo natural, la importancia de la gratitud por las maravillas de la naturaleza, y el compromiso de preservar y proteger los ecosistemas que nos sostienen, invitándonos a “dar gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor” que se convierte en un llamado a actuar con responsabilidad ecológica, promoviendo prácticas a favor del medio ambiente.
SEGUNDA LECTURA
La segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 5, 14-17; nos recuerda que el amor de Cristo nos impulsa a vivir no para nosotros mismos, sino para Él, quien murió y resucitó por todos. Este amor sacrificial nos llama a una vida de entrega y servicio, transformando nuestra perspectiva y nuestras acciones. Vivir en Cristo nos convierte en nuevas criaturas, dejando atrás lo antiguo y abrazando una nueva realidad en la cual, ya no vivimos con criterios puramente humanos. Esta transformación espiritual debe reflejarse también en nuestra relación con la Creación, viéndola no solo como un recurso a explotar, sino como un don divino que estamos llamados a cuidar.
Esta lectura bíblica nos anima a cuidar la Creación con un amor renovado y una visión transformada por Cristo. Los elementos clave para cuidar la Creación incluyen reconocer que, así como Cristo murió por todos, nuestra responsabilidad es proteger la vida en todas sus formas; vivir de manera sostenible, evitando el consumo egoísta y destructivo de los recursos naturales; y adoptar una perspectiva espiritual que ve la creación como un reflejo del amor y la bondad de Dios. La nueva criatura en Cristo se manifiesta en acciones que promueven la justicia ecológica, el respeto por la biodiversidad y el compromiso con prácticas que aseguren un planeta saludable para todos.
EVANGELIO
El Evangelio de san Marcos 4, 35-41; nos presenta una escena en la que Jesús y sus discípulos se encuentran en medio de una tempestad mientras cruzan el mar. A pesar del pánico de los discípulos, Jesús está dormido, demostrando una confianza total en el control divino sobre la naturaleza. Cuando los discípulos lo despiertan, Jesús calma la tempestad con su palabra, revelando su autoridad sobre el viento y el mar. Este milagro muestra que, incluso en los momentos más caóticos, Dios tiene el poder de traer paz y orden a la Creación. Jesús cuestiona la fe de sus discípulos, recordándonos que nuestra confianza en Dios debe ser más fuerte que nuestros miedos incluso ante las fuerzas naturales.
Los elementos clave para cuidar la creación incluyen la fe en la providencia de Dios, que nos da la calma y la confianza necesarias para enfrentar los desafíos ambientales sin desesperación. Además, nos llama a ser colaboradores activos en la protección del medio ambiente, entendiendo que, aunque Dios tiene el poder sobre la naturaleza, también nos ha dado la responsabilidad de ser cuidadores y al reconocer la autoridad de Jesús sobre el viento y el mar, nos inspiramos a vivir en armonía con la Creación, buscando siempre soluciones que promuevan la salud y el bienestar del planeta.
A MODO DE CIERRE
Somos llamados a contemplar la inmensa sabiduría y poder de Dios en la Creación, tal como se revela en las lecturas de hoy, que desde la tempestad calmada por Jesús en el Evangelio de san Marcos hasta la majestuosidad del mar descrita en el libro de Job y el Salmo 106, vemos la mano de Dios que establece límites y trae paz a la naturaleza. Inspirados por la Encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco, reconocemos que “todo el universo material es un lenguaje del amor de Dios, de su desmesurado cariño hacia nosotros” (LS, 84). Este llamado nos urge a ser cuidadores diligentes de la Creación, agradeciendo y protegiendo nuestro hogar común con amor y reverencia.
Por E. Marcial Riveros Tito
Buen día de Dios a tod@s, en especial a Marcial por su esfuerzo que pone en éste su trabajo que, por cierto, me enriquece al estimularme en mi sana relación con la «Casa Grande» en cuyo deterioro somos corresponsales TOD@S, pero más responsables y culpables directos son los gobiernos de países superdesarrollados en complicidad también de todos los demás países.
Me queda la duda de que si apenas nos queda tiempito para VIVIR y profundizar nuestra relación y vivencia con Dios ¿que tiempo podría quedar para perderlo buscando contactos estériles y ecuménicos con otras religiones?
PRIMERO, esforcémonos en ser BUEN@S XTIAN@S CATÓLIC@S, y si, después, quedara tiempito, entonces hagamos el BIEN a quien sea.
Que Dios nos ilumine y ampare.
Buen resto de jornada a tod@s.
Buen resto de jornada a tod@s.
Bendiciones hermano, gracias por seguirnos!!!