Las lecturas del domingo de la Solemnidad de Cristo Rey nos invitan a descubrir el profundo vínculo entre nuestra fe y el cuidado de la Creación. Desde la visión del Apocalipsis que proclama a Cristo como el Alfa y la Omega, pasando por el Salmo que alaba al Señor como Rey revestido de majestad, hasta el testimonio de Jesús sobre su reino de verdad en el Evangelio de Juan y la profecía de Daniel que anuncia su dominio eterno, encontramos un mensaje de esperanza y compromiso. Estas palabras nos llaman a vivir nuestra fe con responsabilidad ecológica, reconociendo la Creación como un don sagrado y cuidándola como un acto de justicia, amor y adoración. Al profundizar en estas lecturas, renovemos nuestro compromiso con la casa común, respondiendo al llamado de Dios a ser custodios de su obra, agentes de reconciliación y testigos de su verdad en un mundo que anhela la plenitud de su Reino. Profundicemos las lecturas:
PRIMERA LECTURA
La profecía de Daniel 7, 13-14 nos presenta una visión llena de esperanza y trascendencia, que inspira un compromiso renovado con el cuidado de la Creación. El «Hijo de hombre» que viene sobre las nubes simboliza la plenitud del Reino de Dios, un reino de justicia, paz y armonía, donde toda la Creación encuentra su lugar en el plan divino. Su dominio eterno nos recuerda que la tierra no nos pertenece, sino que es parte del reino de Dios, confiado a nuestra custodia. Cuidar la creación implica reconocer su valor eterno y tratarla con respeto, promoviendo un uso sostenible de los recursos, protegiendo la biodiversidad y asegurando que todos los pueblos y generaciones futuras puedan participar de su belleza y abundancia.
SALMO RESPONSORIAL
El Salmo 92, 1-2. 5 proclama con fuerza y alegría: “¡Reina el Señor, revestido de majestad!” Esta expresión nos invita a contemplar la grandeza de Dios reflejada en su Creación, un mundo firmemente establecido por su poder y bondad, que no se moverá jamás. Este reinado nos recuerda que la tierra y todo lo que contiene pertenecen a Dios, y como tales, son sagrados. La afirmación de que «la santidad embellece tu Casa» nos inspira a cuidar la Creación como parte de esa «Casa» divina, manteniéndola hermosa, limpia y en armonía con el propósito de su Creador.
SEGUNDA LECTURA
La lectura del Apocalipsis 1, 5-8 nos invita a reconocer en Jesucristo al “Rey de los reyes de la tierra”, quien, con su amor y sacrificio, nos ha liberado y hechos partícipes de su Reino. Este Reino, confiado a nosotros como un pueblo sacerdotal, nos llama a vivir en comunión con Dios y con toda su Creación, cuidándola como un don sagrado. La visión de Cristo que viene «sobre las nubes» nos recuerda la conexión entre el cielo y la tierra, y nos urge a trabajar por un mundo en armonía con el plan divino, donde todas las razas de la tierra encuentren reconciliación. Al proclamar «Yo soy el Alfa y la Omega,» el Señor afirma su presencia eterna en todas las cosas, invitándonos a cuidar la Creación como un acto de fe en Aquel que es el principio y el fin de todo.
EVANGELIO
El Evangelio de san Juan 18, 33b-37 nos revela la naturaleza de la realeza de Jesús, una que no es de este mundo, pero que transforma profundamente nuestra relación con Él y con toda la Creación. Jesús se presenta como Rey, no para dominar, sino para dar testimonio de la verdad. Esta verdad incluye el reconocimiento de que la Creación es obra de Dios, confiada a nosotros para ser cuidada con amor y responsabilidad. Al declarar que su reino no es de este mundo, Jesús nos invita a trascender las lógicas de poder y explotación, abrazando una visión del Reino donde la justicia, la paz y el cuidado por la casa común reflejan la voluntad divina. Escuchar su voz significa actuar en defensa de la Creación, protegerla de todo daño y promover un equilibrio que honre la obra de Dios. Así, cuidar la tierra se convierte en una expresión concreta de nuestra fe en el Rey que nos llama a vivir en la verdad y en comunión con toda su Creación.
A MODO DE CIERRE
Las Escrituras nos han recordado que el cuidado de la Creación no es solo una responsabilidad humana, sino una expresión de nuestra fe y gratitud hacia el Dios que reina con justicia y amor. Desde la majestad del Señor reflejada en el Salmo, pasando por la esperanza en el dominio eterno del Hijo del hombre en Daniel, hasta la realeza de Cristo como testimonio de la verdad en el Evangelio, encontramos un llamado a proteger y embellecer nuestra casa común como parte del Reino de Dios. Como nos dice el Papa Francisco en Laudato Si’: “La humanidad aún tiene la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común” (LS, 13). Que esta reflexión nos inspire a vivir con compromiso, trabajando por un mundo que refleje la bondad y la gloria del Creador en cada rincón de la Creación.
Por E. Marcial Riveros Tito
Reflexões muito profundas que nos ajudam a tomar consciência que somos responsáveis pelos cuidados da criação. Grata pelas reflexões.
Gracias hermanos por seguirnos!!!!