SALUDO
Bienvenidos hermanos a nuestro octavo encuentro de la Novena de Navidad. Hoy refl exionaremos que, con el nacimiento de Juan el Bautista se anuncia ya el tiempo de salvación, es un tiempo en el que se proclama las maravillas de Dios. ahora es nuestra la tarea de llevar la noticia y el mensaje de salvación a todos los lugares de nuestra sociedad.
ORACIÓN INICIAL
ORACIÓN
María, mujer de la escucha,
haz que se abran nuestros oídos;
que sepamos escuchar la Palabra de tu Hijo Jesús
entre las miles de palabras de este mundo;
haz que sepamos escuchar la realidad en la que
vivimos, a cada persona que encontramos,
especialmente a quien es pobre,
necesitado, tiene difi cultades.
María, mujer de la decisión,
ilumina nuestra mente y nuestro corazón,
para que sepamos obedecer a la Palabra
de tu Hijo Jesús sin vacilaciones;
danos la valentía de la decisión,
de no dejarnos arrastrar para que
otros orienten nuestra vida.
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María, mujer de la acción,
haz que nuestras manos y nuestros pies
se muevan «deprisa» hacia los demás,
para llevar la caridad y el amor de tu Hijo Jesús,
para llevar, como tú, la luz del Evangelio al mundo.
Amén.
(Oración del Papa Francisco a María, mayo de 2013)
CANTO N° 8 “El ángel vino de los cielos”
EL ÁNGEL VINO DE LOS CIELOS
El ángel vino de los cielos
y a María le anunció
el gran misterio de Dios Hombre,
que a los cielos admiro.
Virgen Madre y señora nuestra,
recordando la encarnación
te cantamos tus hijos todos
como estrella de salvación.
Yo soy la esclava del Señor, mi Dios,
la Virgen dijo al contestar,
que se haga en mí según has dicho,
se cumpla en mí su voluntad.
Y el Verbo para redimirnos
tomó su carne virginal,
vivió hecho hombre entre nosotros,
librándonos de eterno mal
PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA
“Cuando a Isabel se le cumplió el tiempo del parto, dio a luz un hijo. Los vecinos y parientes, al enterarse de que el Señor la había tratado con tanta misericordia, se alegraron con ella. Al octavo día fueron a circuncidarlo y querían llamarlo como su padre, Zacarías. Pero la madre intervino: –No; se tiene que llamar Juan” (Lc 1, 57-60).
REFLEXIÓN
A Isabel se le cumplió el tiempo y dio a luz un hijo. El alumbramiento de una mujer constituye un hecho normal, pero este caso presenta un aspecto diferente. Los padres eran ancianos: la mujer era estéril; por eso, dentro de los límites humanos, era imposible una concepción y un nacimiento. Pero ante Dios no existen imposibles y por eso los ancianos han podido recibir el don de un niño.
En el nacimiento de Juan han intervenido dos factores: por un lado, la situación biológica de los padres que se aman. Por otro la intervención decisiva el poder de Dios que guía la historia de los seres humanos.
Siguiendo la tradición familiar, los parientes quieren llamarle Zacarías. Los padres, sin embargo, saben que el niño es un regalo de Dios que le ha destinado a una tarea específi ca. Si este niño tiene una vocación y es testigo, no es porque sus padres hayan hecho algo especial, sino es Dios que se ha fi jado en él y le da una misión que debe cumplir.
En Dios todos tenemos un nombre nuevo que lo conoceremos cuando llegue la plena revelación de nuestro ser, cuando llegue la plena manifestación de nuestra condición de hijos de Dios. “Ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifi este seremos semejantes a Él”. (1 Jn 3,2).
PARA DIALOGAR
¿De qué habla el texto bíblico?
¿Qué nos dice a nosotros el texto bíblico?
¿Cómo respondo a Dios ante lo que nos dice en el texto bíblico?
PALABRA DE LA IGLESIA
“Por otra parte, San Francisco de Asís, fi el a la Escritura, nos propone reconocer la naturaleza como un espléndido libro en el cual Dios nos habla y nos refl eja algo de su hermosura y de su bondad: “A través de la grandeza y de la belleza de las criaturas, se conoce por analogía al autor” (Sb 13,5), y “su eterna potencia y divinidad se hacen visibles para la inteligencia a través de sus obras desde la creación del mundo” (Rm 1,20). Por eso, él pedía que en el convento siempre se dejara una parte del huerto sin cultivar, para que crecieran las hierbas silvestres, de manera que quienes las admiraran pudieran elevar su pensamiento a Dios, autor de tanta belleza. El mundo es algo más que un problema a resolver, es un misterio gozoso que contemplamos con jubilosa alabanza” (LS 12).
ORACIÓN FINAL
Oración
Jesús, María y José
en ustedes contemplamos
el esplendor del verdadero amor,
a vosotros, confi ados, nos dirigimos
Santa Familia de Nazaret,
haz también de nuestras familias
lugar de comunión y cenáculo de oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas iglesias domésticas.
Santa Familia de Nazaret,
que nunca más haya en las familias episodios
de violencia, de cerrazón y división;
que quien haya sido herido o escandalizado
sea pronto consolado y curado.
Santa Familia de Nazaret,
haz tomar conciencia a todos
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
de su belleza en el proyecto de Dios.
Jesús, María y José,
Escuchen, acojan nuestra súplica.
R/. Amén.
(Papa Francisco, oración a la Sagrada
Familia, Amoris Laetitia)