Santa Catalina fue laica dominica. A pesar de su poca preparación se involucró en la convulsa política de su época y el servició a los más necesitados. Fue una mística y ha sido declarada Doctora de la Iglesia.
Biografía de Santa Catalina de Siena
Joven, sin preparación académica y mujer: poco significaba alguien con estas características en la Europa del siglo XIV. Pero, Dios, que tiene una especial preferencia por lo pequeño y vulnerable, hizo de Catalina de Siena una ejemplar predicadora del Evangelio.
Nacimiento, niñez y crecimiento en la fe
Nació en marzo de 1347 en Siena (Italia). Fue la vigésima cuarta hija de sus padres, Jacobo Benincasa y Lapa Piacenti. Era una niña alegre y tenía el afecto familiar y de sus amistades. Desde los 6 años quiso consagrarse totalmente al Señor después de una experiencia significativa, una visión de Jesucristo, que la llevó a hacer un voto de virginidad.
Tras la muerte de su hermana en 1362, decidió no contraer matrimonio y llevó una vida de oración y sacrificio, resistiendo los intentos de su familia por casarla. A los 15 años, Catalina ingresó en las Mantellate para ser laica dominica, conocidas como «Hermanas de la Penitencia de santo Domingo», donde fortaleció su relación con Jesucristo.
A lo largo de su vida, enfrentó difamaciones y calumnias, pero se convirtió en consejera de personas de todas las clases sociales y va creando su familia espiritual. A los 20 años, tuvo una experiencia mística del desposorio con Jesucristo, que la confirmó en su fidelidad. Tres años más tarde, experimentó una especie de muerte mística que la llevó a un renovado amor por Dios y la Iglesia. Desde entonces, su intensa vida de oración se juntó con la atención a los pobres y enfermos.
¿Qué caracterízo su vida adulta?
Reconocida como maestra espiritual, se formó un grupo de discípulos en torno a Catalina. A partir de 1372 fue mediadora en los conflictos civiles y eclesiales en la península italiana. Empezó una amplia producción epistolar. La fama de Catalina creció y en 1374 fue convocada al Capítulo General de la Orden de Predicadores en Florencia y se le asignó a fray Raimundo de Capua como acompañante espiritual. Regresó a Siena y se dedicó a cuidar a los enfermos durante la Peste Negra.
Fue embajadora de la paz mediando entre las ciudades italianas y el Papa
Hasta su muerte, fue una embajadora de la paz, mediando entre las ciudades italianas y el Papa, e intercediendo para que este último regresara a Roma. Ante el creciente conflicto entre el Papa y las ciudades italianas, Catalina se sumergió en la política. Viajó a Aviñón e instó a Gregorio IX a regresar a Roma. Gracias a su labor, el Papa regresó en enero de 1377.
La influencia política y religiosa de Catalina creció significativamente. Profesó un profundo amor por la Iglesia. Se sintió llamada por Dios a denunciar la corrupción y promover una vida apostólica y evangélica. Sufrió al ver la consumación del cisma de occidente tras la muerte de Gregorio IX en 1378.
A pesar de su escasa formación intelectual se sumergió en las profundidades de la mística cristiana. Fue una apasionada predicadora de la cruz. Su libro Diálogo refleja su espiritualidad. Catalina de Siena fue una figura destacada en la vida espiritual y política de su tiempo, conocida por su fervor religioso y su compromiso con la paz y la justicia. Murió el 29 de abril de 1380.
¿Qué nos dice hoy Santa Catalina de Siena?
Catalina nos recuerda que la vida política no debe estar divorciada de la fe. Respetando la justa separación de lo civil y religioso, los laicos cristianos están llamados a participar en el desarrollo histórico de la sociedad sin renunciar a su condición de creyentes y seguidores de Jesús.
La ejemplaridad de Catalina de Siena aboga por un mayor reconocimiento y participación de la mujer en la Iglesia y en la sociedad, destacando la importancia de los valores femeninos para abordar los desafíos contemporáneos con compasión y ternura.
La autenticidad de su espiritualidad cristaliza en un compromiso que proviene de una fe vivida con plenitud. Parte de una profunda experiencia de Dios, que aquilata en su celda interior, y que la encamina a la misión en la sociedad de su tiempo. Santa Catalina de Siena fue para sus contemporáneos un referente indiscutible y ha seguido siéndolo a lo largo de los siglos para la Familia Dominicana como encarnación femenina de su proyecto evangélico.
Fue canonizada el 29 de junio de 1461 por el Papa Pío II. Pablo VI la nombró doctora de la Iglesia eb 1970, junto a Teresa de Jesús. San Juan Pablo II la declaró Patrona de Europa en 1999 y anteriormente ya había sido declarada copatrona de Italia y de Roma.
Fuente: https://www.dominicos.org/