
Quien empieza esta explicación refiriéndose de la siguiente manera con referencia a las Jornadas de Formación desarrolladas el 31 de enero al 2 de febrero modalidad virtual: “EL CANTO LITÚRGICO EN TIEMPOS FUERTES DE LA LITURGIA: CUARESMA, SEMANA SANTA Y PASCUA”.
Me limitaré al tema del canto del Santo.
- «Santo, Santo, Santo», texto que se encuentra en Isaías 6,2-3 y en el Apocalipsis 4,8, es el primer canto incorporado en la Plegaria Eucarística, a partir del siglo IV. Por tanto, el «Santo, Santo, Santo» no se debe desvincular de la Plegaria Eucarística.
- En efecto, la Plegaria Eucarística se inicia con el Prefacio-Santo. El Prefacio es un Himno de Acción de gracias a Dios Padre por habernos dado a Jesucristo su Hijo amado. El motivo de esta acción de gracias se desarrolla en cada Prefacio: Como Jesucristo es Autor y síntesis de toda la salvación, cada fórmula motiva la acción de gracias de la Asamblea según el tiempo litúrgico o las circunstancias de la celebración. A veces se agradecerá por Jesucristo nacido por nuestra salvación; otras por Cristo Resucitado, nuestra Pascua; otras porque en Él brilla la esperanza de nuestra Resurrección, etc.
- Ante los hechos de salvación que se anuncia y se realiza, la Asamblea canta el Santo, palabra que los creyentes hacen de la grandeza y santidad de Dios. Actualmente, en el Misal, se ha ampliado el número de Prefacios, de acuerdo a los tiempos litúrgicos, Solemnidades y Fiestas, además de los 46 que forman parte de la Colección de Misas de la Virgen María. Por este motivo, en los Prefacios, la Iglesia expone el contenido teológico de lo que se celebra.
- Por esto, la estructura del Prefacio-Santo es: Alabanza dirigida a Dios Padre, motivo o motivos de dicha alabanza, motivos o acciones protagonizadas por Jesucristo, el Hijo, a quien le aclamamos con la fórmula más solemne: «Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo». Mantenemos Hosanna, del hebreo hoshiah-na, imperativo hiphil (¡Salva, te rogamos!). Con el correr del tiempo, la expresión es un grito de gozo y de alabanza. Así aparece en el NT, durante la entrada de Jesús en Jerusalén, la ciudad santa (Mc 11,9-10; Mt 21,9; Lc 20,9; Jn 12,,13). Este hecho, lo conmemoramos el Domingo de la Pasión o el Domingo de Ramos.
- Por tanto, el Santo debe cantarse completo, sin recortes, sin fisuras, sin modificar el texto (pertenece a los textos del Ordinario de la Misa).
Contribución de Dr. Jenaro Mercado Rojas.