DOMINGO 6 DE PASCUA
Mensaje del libro de los Hechos de los Apóstoles 10,25-26.34-36.44-48.
El encuentro entre el Apóstol Pedro y Cornelio, un centurión romano, marca un momento importante para las primeras comunidades cristianas. A pesar de haber nacido dentro de una cultura y religión que tenía tantas acepciones de personas por su religión, raza y cultura; Pedro comprende que lo importante para Dios es que el ser humano acepte su Palabra y practique la justicia.
Estando Pedro en Joppe (Jaffa), tras tener una visión es invitado a ir a la ciudad romana de Cesárea, donde residía habitualmente el prefecto romano, para encontrarse con Cornelio y su familia. Pedro recibe a Cornelio como a un hermano, no deja que se arrodille ante él. ante esta actitud quedan atrás los adjetivos que se usaban para diferenciar a los “paganos” o “gentiles” que ponía distancia entre quienes pertenecían al pueblo judío y los que no. Pedro una vez llegado a la ciudad les anuncia el mensaje cristiano y antes de que las personas puedan tomar decisiones se adelanta el Espíritu Santo y desciende sobre los presentes, todos quedan admirados al ver que el Espíritu desciende sobre todos, judíos y paganos, sin hacer ningún tipo de acepción.
El relato muestra la experiencia de intenso gozo, porque Dios ofrece la salvación a todos incluyendo a los paganos. Los que acompañan a Pedro, judeo-cristianos, se asombran de que el don del Espíritu, pueda derramarse también sobre los paganos. Pedro, afirma entonces que Dios no hace acepción de personas porque su proyecto de salvación es universal; de ahí que pida el bautismo para los paganos en nombre de Jesús, porque si el Espíritu Santo actuó es para abrir nuevos caminos.
Textos paralelos
Hch 11,4-18; Lev 11,1-47; Mc 7,15-23; Lc 7,4s. Dt 10,17; Hch 1,16-22; 2,14-36; 3,12-26; 4,8-12; Rom 2,11; Is 52,7; Nah 2,1
Mensaje de la primera carta de san Juan 4,7-10.
La centralidad del amor es fundamental en este pasaje. Pero qué tipo de amor, porque hoy esta palabra se ha devaluado, se le ha vaciado el sentido y se le ha incorporado otros, de lo más variados. El amor del que se habla es aquel “que procede de Dios” que envió a su Hijo único para darnos Vida por medio de Él; un amor tan radical que da, dona la vida gratuitamente para dar vida. Cómo comprender este amor: primero, tener la certeza que Dios amó primero a toda la humanidad; segundo, que amar es el camino para conocer a Dios; y finalmente que, amarse los unos a los otros, sin distinciones ni exclusiones, teniendo en cuenta primero las necesidades del otro, haciéndose prójimo del otro, es el camino a seguir.
Textos paralelos
Rom 5,8; 8,31s.
Mensaje del Evangelio de san Juan 15,9-17.
El texto hace parte del discurso de despedida en el que insiste en el gran mandamiento de amor, que Jesús ha querido dejar a los suyos. No hacía falta otro, porque en este mandamiento se llegan a cumplir todas las cosas. Aquí podemos encontrar las razones de por qué Jesús se presentó como la vid: porque su vida en comunión con el Padre, es una vida de entrega.
Porque el amor no sólo es la savia que el discípulo como sarmiento recibe al estar unido a la vid que es Cristo, es también el fruto que dan aquellos que viven en esta unión. El amor, en efecto, procede de Dios. Es el amor con que Jesús ha amado a sus discípulos, es decir, como el Padre lo amó a Él (Jn 15,9). El signo de que uno permanece en el amor del Padre que se manifiesta a través de Jesús, es el de cumplir sus mandamientos, que se resumen en el mandato del amor. No se trata de un amor etéreo, sino de un amor que tiene como modelo la entrega de Jesús por sus «amigos». La pasión de su entrega, es el modelo que deben seguir sus discípulos. En un gesto de amor gratuito los ha elegido y los ha destinado a vivir unidos a Él y a dar fruto abundante en el amor.
En este sentido, Jesús enseña el camino para llegar al Padre: amar. Amar como Él nos amó, con el amor aprendido del Padre, amar al otro, amarse los unos a los otros. La invitación es permanecer en el amor, es el amor que produce la alegría verdadera.
El permanecer en Jesús no queda resuelto con una simple cuestión de amistad, que es muy necesaria. Para el discipulado el permanecer no se puede fundamentar solamente en la “amistad” romántica, sino en la confianza de quien tiene que dar frutos. Por eso hemos sido elegidos: estamos llamados a ser amigos de Jesús los que aman entregándolo todo como Él hizo. Amar sin hacer acepción de personas, sirviendo a los demás, sobre todo a quienes están en las fronteras existenciales de la vida, a quienes piensan y creen diferente.
Estar unidos a la vid que es Jesús implica demás que estamos llamados a buscar la fraternidad universal, a superar las divisiones, que separa a los seres humanos, se trata de valorar a cada persona tal como es, sólo así, podemos llamarnos amigos, hermanos; sólo así podemos dar frutos de amor en abundancia.
Tenemos en este pasaje un resumen de lo que significa ser discípulo de Jesús y permanecer en Él. Podríamos resumirlo en estos cuatro elementos: estar unidos a Jesús, conservar su enseñanza, orar al Padre y dar frutos (Jn 15,8).
Textos paralelos
Ez 15,1-8; Mt 3,10 par; 13,30-40; Rom 5,6-8; 1 Jn 3,16; Jn 15,2; Rom 6,20-23.
Colaborador: Javier Silva
Sección Animación Bíblica de la Pastoral
Área de Evangelización – CEB
