SOLEMNIDAD SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO
En la primera lectura Ex 24,3-8 Moisés, bajando del monte comunica al pueblo su experiencia de encuentro con Dios, sus Palabras y disposiciones que se deben considerar como Palabras de la Alianza que el Señor ya había realizado con el pueblo. Por la mañana se organiza una ceremonia para sellar la Alianza, luego de dar lectura al texto la muchedumbre respondió a una sola voz que estaban dispuestos a poner en práctica lo dicho por el Señor, entonces Moisés preparó un altar donde erigió doce piedras en representación de las doce tribus de Israel, luego mandó matar varios animales, designando a un grupo de jóvenes para realizar los holocaustos, en un sacrificio de comunión. La sangre derramada sobre el altar y los asistentes expresa la comunión de vida entre Dios y el pueblo, y su compromiso de obedecer lo que el Señor les había dicho, por lo que Moisés pronuncia estas palabras: «Esta es la sangre de la alianza que ahora el Señor hace con ustedes”.
La segunda lectura Hb 9,11-15 habla del sacrificio de la vida de Cristo que logra una Alianza definitiva. Es decir, que los sacrificios de la antigua Alianza no lograron conseguir lo que Jesucristo alcanza con la entrega de su vida. Ya no es con la sangre de los animales con la que rendimos culto a Dios, sino con la Sangre de Cristo Jesús, derramada en la cruz de una vez por todas. Con su muerte y con su Sangre derramada por la humanidad, Cristo nos ha salvado a todos.
El Evangelio Mc 14,12-16. 22-26 presenta dos escenas: En la primera se habla de los preparativos de la cena (Mc 14,12-16) y en la segunda de lo acontecido en la misma (Mc 14,22-26).
En la primera parte, Jesús envía a dos de sus discípulos a la ciudad para hacer los preparativos para celebrar la Pascua. Los discípulos hicieron lo que Jesús les había ordenado, encontraron una sala en el piso superior, dispuesta y preparada para la cena tal como lo había dispuesto el Maestro. Recordemos que los preparativos para la cena Pascual, el ritual consistían en inmolar y asar el cordero, acompañado de panes ázimos, el vino, las hierbas amargas, las verduras y la salsa (cf. Ex 12, 11).
En la segunda parte, Jesús que había participado en muchas comidas lugar privilegiado para sus enseñanzas, ahora reunido con sus amigos en una cena de despedida les imparte una última lección. Para ello utiliza elementos propios de la cena Pascual; el pan y el vino. Modifica sustancialmente los gestos y las palabras previstas en la tradición judía, es decir, que identifica el pan partido con su cuerpo y la copa de vino que se comparte con su sangre. Así Jesús resume el sentido de su vida y vaticina el significado de su muerte como entrega y donación sin límites, haciendo que el ritual de la vieja Pascua judía se transforme en la celebración de la Nueva Alianza entre Dios y los seres humanos, sellada con la sangre de Cristo.
Colaborador: Javier Silva
Sección Animación Bíblica de la Pastoral
Área de Evangelización – CEB