Domingo 2 de Pascua
Evangelio según san Juan 20,19-31
Entre la Muerte y Resurrección de Jesús pasó, para los discípulos, un tiempo de expectación. En el Evangelio que hemos proclamado, nos detenemos en Tomás, uno de los Doce. Él sufrirá por la dificultad que tiene para unir la vida mortal con la vida gloriosa de Jesús y por eso querrá tender un puente que las una: las cinco llagas comprobadas con sus propios dedos. Cuando las haya palpado podrá creer que Jesús es el Señor Resucitado.
El apóstol Tomás refleja la situación de los cristianos de todos los tiempos. Propiamente no estamos ante un caso de incredulidad, ni de rechazo, sino un fundamento para todo lo contrario, puesto que Tomás lo que quiere es poder creer, o sea, tener un fundamento para aceptar a Cristo resucitado. Pues bien, los hechos que fundamentan la fe cristiana vienen de Dios: «Nadie puede venir a mi si el Padre que me ha enviado no le atrae» (Jn 6,44). Tomás recibe esa luz que Jesús resucitado le comunica. Por eso proclama la fórmula de fe completa: “¡Señor mío y Dios mío!”.
Hoy, y a lo largo de la historia, la confesión de fe de Tomás la proclama la Iglesia (somos todos los bautizados). Por esta actitud, todos los bautizados recibimos la respuesta del Señor: “¡Dichosos los que creen sin haber visto!»
El episodio del encuentro de Jesús con Tomás nos invita a vivir momentos de celebración. Para ello, sugerimos este guion:
«¡Dichosos los que creen sin haber visto!»
- Invocación: «En verdad ha resucitado el Señor, aleluya.»
- Respuesta: «A Él la gloria y el poder, aleluya.»
- Texto del Evangelio: «Después dijo a Tomás: ‘Acerca tu dedo y comprueba mis manos; acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo, sino creyente’. Tomás contestó; ¡Señor mío y Dios mío! Jesús le dijo: ¿Has creído porque me has visto? Dichosos los que han creído sin haberme visto» (Jn 20,27-29) (silencio breve).
- Oración: ‘Que la confesión del apóstol Tomás nos haga disfrutar del gozo de la verdadera fe mientras esperamos el retorno glorioso de Jesucristo, dando nuestra vida por la expansión del Reino de Dios’ (silencio breve).
- Conclusión: «Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.» Amén.
SUGERENCIAS PARA LA CELEBRACIÓN:
- Adornar el Cirio Pascual, símbolo de Cristo Resucitado.
- Los cánticos deben expresar nuestra alegría por la vida en plenitud que brota de nuestra fe en el Resucitado.
- Solemnizar y explicar el rito de la Aspersión del agua.
- En la presentación de las ofrendas se pueden mostrar simbólicamente los frutos de vida que la fe de nuestra comunidad produce.
- Bendición solemne, despedida con doble aleluya.
Hoja Dominical “Día del Señor”