Lecturas de Hoy: Col 3,1-11; Sal 144,2-3.10-13b; Lc 6,20-26
Juan Crisóstomo o Juan de Antioquía, nació en Antioquía (Siria, para la época, la segunda ciudad más importante del Imperio Romano de Oriente), probablemente entre los años 347- 349 y murió el 14 de septiembre de 407. Cristiano, patriarca de Constantinopla, considerado como uno de los cuatro grandes Padres de la Iglesia del Oriente. La Iglesia ortodoxa griega lo valora como uno de los más grandes teólogos y uno de los tres pilares de esa Iglesia. Es el único de los grandes Padres orientales que procede de la Escuela de Antioquía.
El padre, Secundo (Alto oficial del ejército sirio) murió poco tiempo después del nacimiento de Juan; educado por su madre, santa Antusa. Fue bautizado en el año 370, a la edad de 23 años y ordenado lector. Estudió con el filósofo Andragatio y continuó con Libanio (Conocido orador y ferviente partidario del paganismo romano).
Conocer al obispo Melecio lo llevó a iniciar sus estudios de teología con Diodoro de Tarso (uno de los líderes de la antigua escuela de Antioquía) mientras mantenía un ascetismo abundante.
Juan deseaba irse a orar al desierto pero su madre le solicitaba que no la dejara sola, por lo tanto convirtió su casa en un oratorio. Después de la muerte de su madre, se fue al desierto en donde permaneció seis años rezando y haciendo penitencia, en un retiro solitario dentro de una cueva lo que trajo consecuencias negativas para su salud.
Regresó a la ciudad y fue ordenado diácono (381) por Meletio de Antioquía, luego pasarían cinco años para ser ordenado sacerdote (386) el obispo Flaviano I de Antioquía.
La especialización pastoral de Juan era la predicación, tarea que desempeño durante doce años, en la que sobresalía por las cualidades en la oratoria y la profunda cultura. Pastor y moralista, se preocupó por que el mensaje cristiano se plasmara en hechos. Al pasar el tiempo Crisóstomo llegó a ser el sucesor de Flaviano I.
Sus ponencias correspondían a temas eminentemente sociales en donde explicaba el concepto de la vida cristiana. Se preocupaba especialmente por las necesidades espirituales y materiales de los pobres. Se pronunció en contra las arbitrariedades de los poderosos.
A la muerte de Nectario el 27 de septiembre de 397 fue nombrado como metropolitano de Constantinopla (26 de febrero de 398) (por su calidad de villa imperial, el metropolitano de Constantinopla recibió posteriormente el título de Patriarca).
La actividad pastoral que desempeñaba producía admiración. Evangelizó en los campos, fundó hospitales, criticó los vicios y las tibiezas, exhortó a los monjes perezosos y a los eclesiásticos demasiado amantes de la riqueza.
Teófilo, el patriarca de Alejandría, quería someter a Constantinopla a su poder y se opuso al liderazgo de San Juan Crisóstomo. Su enfrentamiento con la corte del emperador Arcadio y de su esposa Elia Eudoxia terminó en su destierro. Reinstalado en su sede episcopal temporalmente, fue por último depuesto y exiliado, durante este último viaje, el 14 de septiembre del 407, murió. Del sepulcro de Comana, el hijo de Arcadio, Teodosio, hizo llevar los restos del santo a Constantinopla, a donde llegaron en la noche del 27 de enero del 438. Miles de personas lo aclamaban.
En 1568, Pío V lo declaró doctor de la Iglesia. Es uno de los cuatro doctores orientales.
Obras:
Sus sermones coleccionados en 13 volúmenes.
- Crisóstomo, Juan (1997). Zamora, María José, ed. Sobre la vanagloria, la educación de los hijos y el matrimonio. Ciudad Nueva. ISBN 9788489651319.
- Crisóstomo, Juan (1996). Zincone, Sergio, ed. Comentario a la Carta a los Gálatas. Ciudad Nueva. ISBN 9788489651142.
- Crisóstomo, Juan (1997). Toribio Cuadrado, José Fernando, ed. La verdadera conversión. Ciudad Nueva. ISBN 9788489651364.
Con información del CELAM