25 noviembre,2024
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Piedad Popular: Reto a la misión de la Iglesia

«No es una espiritualidad de masas” (DA 261) “o un modo secundario de vida cristiana”(DA 263), sino un modo legítimo de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la Iglesia Cristiana Católica y un modo de ser Misioneros»

Tema siempre palpitante

Tras mucho tiempo de sospecha sobre la salud de la Piedad Popular (PP), a partir de la década de los 70 es tomada en cuenta con mayor seriedad en
las facultades teológicas y en los documentos del Magisterio de la Iglesia. En la actualidad la reflexión teológica y la consideración pastoral no deben ser solamente orientadas hacia el pueblo, sino también del pueblo mismo. De ahí que la Iglesia
comienza a discernir acerca de su acción desde la perspectiva del pueblo y de sus aspiraciones, no para darle un enfoque culturalista a la Pastoral, sino
para abrirse a la universalidad e injertar la PP en la Encarnación redentora de Jesucristo. A pesar de los ‘avances’ hay renglones detenidos en el tiempo
y en apreciaciones desenfocadas como: “Adaptar, purificar la PP” pegando sobre ella “ritos de magia, de superstición, de espiritismo, de brujería, ritos
de venganza, culto a espíritus maléficos” (Cfr. IV Instrucción 48). Hay que decir en voz alta: ¡éstas y otras prácticas semejantes no hacen parte del caudal de la Piedad Popular Cristiana!

El corazón de la Piedad Popular

Al entrar en contacto con el conjunto de nuestros pueblos, se siente y admira la gran religiosidad que aparece en todos sus niveles. Jesucristo Crucificado está presente en el corazón de la PP, la gente contempla en Él representando sus sufrimientos y
anhelos; la Virgen María, invocada como la Mamita es la puerta principal de la PP por donde los pueblos entran para encontrarse con su Hijo; el cariño por los Santos/Santas en cuya compañía fraterna se sienten a gusto; la devoción al Sucesor de Pedro
testimoniada en todo momento, sobre todo, en ocasión de las memorables Visitas Apostólicas al Continente. El amor a la Eucaristía es expresión elocuente del reconocimiento de la Presencia de Cristo, el Dios-con-nosotros. La dimensión festiva de nuestros pueblos estalla en las múltiples expresiones de su religiosidad cristiana católica, en sus fiestas y romerías, en sus celebraciones patronales y especialmente en los Santuarios que frecuentan festivamente como lugares de encuentro fraterno y de contemplación, de gratuidad y confianza, de búsqueda de Dios y de experiencia gozosa de su Providencia.
La Fiesta y la Celebración son componentes sin los cuales no puede entenderse la experiencia religiosa de los latinoamericanos y caribeños.

El Documento de Santo Domingo

Las intuiciones de Puebla sobre la PP adquieren fisonomía con las declaraciones del Documento de Santo Domingo (SD). Los Obispos reunidos en esta IV Conferencia dicen: “La religiosidad popular es una expresión privilegiada de la inculturación de la fe. No se trata sólo de expresiones religiosas sino también de valores, criterios, conductas y actitudes que nacen del dogma católico y que constituyen la sabiduría de nuestro pueblo, formando su matriz cultural” (SD 36; P 444), sin embargo, tal declaración
se debilita con afirmaciones ya superadas: “La religiosidad popular, a pesar de sus inmensos valores, no está purificada de elementos ajenos a la auténtica fe cristiana ni lleva siempre a la adhesión personal a Cristo muerto y resucitado” (SD 39); “si los Pastores no nos empeñamos a fondo en acompañar las expresiones de nuestra
religiosidad popular purificándolas y abriéndolas a nuevas situaciones, el secularismo se impondrá más en nuestro pueblo latinoamericano y será más difícil la inculturación del Evangelio” (SD 53). Extraña la rigurosidad con la que SD mira la PP exigiendo en sus expresiones religiosas una “pureza química” que no se da en la pastoral.

En el año 2001, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó el Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia. Principios y Orientaciones. El Documento es valioso, a pesar de su reducido campo de acción. Cuando coteja la Liturgia oficial de la Iglesia con la PP no toma en cuenta la impronta católica que palpita en el Arte, en la Lengua, en sus Tradiciones, en su Música, en sus Danzas, en sus Fiestas, en su Idiosincrasia y estilo de vida, y de manera particular en sus anhelos, luchas y esperanzas. Esta realidad histórico-existencial de la PP no puede orillarse de las celebraciones
litúrgicas del pueblo de Dios.

La propuesta desafiante de Aparecida fortalecida por la Evangelii Gaudium
Para responder a la exigencia de constituir una Iglesia en permanente estado de Misión, el DA propone un itinerario de maduración del Discípulo en el seguimiento de Jesús, vinculado a la obra del Maestro y a la Comunidad Eclesial desde la opción preferencial de los pobres (DA 94; 128; 146; 353; 391; 392; 501).

El encuentro personal con Jesucristo (DA 243) sobre el fundamento de la Santísima Trinidad (DA 240) es el inicio de la maduración del discípulo. En la historia del Amor de Dios-Trinidad, Jesús de Nazaret, hombre con nosotros y Dios con nosotros, Muerto y Resucitado, nos es dado como Camino, Verdad y Vida (DA 242; 244). El encuentro
con Jesucristo se realiza en la fe, recibida y vivida en la Iglesia a través de mediaciones (DA 246). Entre ellas, Aparecida señala la Piedad Popular, en la que se revela el alma de los pueblos latinoamericanos y caribeños. Es un “catolicismo popular” profundamente inculturado, que hay que promover y defender. Es una multitud que merece nuestro respeto y cariño” (DA 258); “es una verdadera espiritualidad encarnada en la cultura de los sencillos” (DA 262; EG 124); “no está vacía de contenidos, sino que los descubre y expresa más por la vía simbólica que por el uso de la razón instrumental, y en el acto de fe se acentúa más el credere in Deum que el crederere Deum”(EG 124); “no es una espiritualidad de masas” (DA 261) “o un modo secundario de vida cristiana”(DA 263), sino un modo legítimo de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la Iglesia Cristiana Católica y un modo de ser Misioneros”(cfr. DA 264). En la PP cristiana se encuentra a Jesús por medio
de María, la Discípula más perfecta del Señor (DA 267). Ella, como en Caná de Galilea, crea comunión y los educa para un estilo de vida compartida y solidaria, en atención y acogida del otro, especialmente si es necesitado (DA 272). A su vez, encuentran a Jesús en los Apóstoles y en los Santos/Santas que sembraron las semillas del Evangelio, viviendo su fe, incluso derramando su sangre como mártires. Hoy recogemos su herencia y nos sentimos llamados a continuar su obra apostólica (DA 275).

A manera de conclusión

Discernir la PP no admite la posibilidad de una separación simplista de valores y contravalores, en dos listas paralelas. Se ha visto que las cosas son más complejas. Aquí no hay valores ni contravalores puros. Se debe descartar la toma de posición de principio y asumir lo que Benedicto XVI dice: La PP es “un precioso tesoro de la Iglesia católica” y que en ella “aparece el alma de los pueblos latinoamericanos” (Discurso en la Sesión inaugural de la V Conferencia general del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, mayo 2007).

Hay criterios básicos que no se pueden pasar por alto: a) La PP católica debe contribuir a que el ser humano “sea más”, no en la línea de tal o cual ideología o criterio cultural, sino según el criterio de su dignidad, de su labor, de su destino.La PP católica humaniza, crea actitudes de salir de sí para gastar la vida por los demás; b) La PP católica se guía por las enseñanzas de Jesús, quien habló sobre la verdadera y falsa religión, sobre las prácticas y las actitudes religiosas, habló sobre la oración, la penitencia, el ayuno. Dio criterios acerca de la importancia relativa de los lugares de culto, de la auténtica relación con Dios y
con los demás; insistió en la fe, en la misericordia, en la confianza y en el cambio total de vida para seguirle. Para llevar a la práctica estos y otros criterios “hace falta acercarse a la PP con la mirada del Buen Pastor, que no busca juzgar sino amar. Sólo desde la connaturalidad afectiva que da el amor podemos apreciar la vida teologal presente en la piedad de los pueblos cristianos, especialmente en sus pobres” (EG 125). Quien ama al Pueblo fiel de Dios no puede ver en las expresiones religiosas sólo como una búsqueda natural de la divinidad. “Son las manifestaciones de una vida teologal animada por la acción del Espíritu Santo que ha sido derramado en nuestro corazón” (EG 125). El Papa Francisco nos desafía a tomar en serio los desafíos de la PP: “Las expresiones de PP tienen
mucho que enseñarnos y, para quien sabe leerlas, son un lugar teológico al
que debemos prestar atención, particularmente a la hora de pensar la nueva
Evangelización” (EG 126).

Por: Dr. Jenaro Mercado

Revista Bolivia Misionera

Especial V Congreso Amerciano Misionero (Bolivia 2018)

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