Domingo 19 durante el año (ciclo B)
PRIMERA LECTURA: 1R 19,4-8. Fortalecido por ese alimento caminó hasta la montaña de Dios.
Elías fue un personaje importante en la vida de Israel, un profeta que luchó contra el deterioro social y religioso de su tiempo. Es perseguido a muerte por la reina Jezabel, adoradora de Baal, tiene miedo y huye. En el texto, lo encontramos en el desierto, desanimado, pidiendo a Dios incluso la muerte: «¡Basta, Señor! ¡Quítame la vida!». Es una crisis, el profeta se desanima porque no ve los frutos de su predicación, está cansado de hablar y no ser escuchado, cae en la tentación de «dejar todo atrás». Es una crisis que vemos también en la historia de los profetas Moisés, Jeremías. El ángel de Dios le despierta por dos veces, le manda que coma y beba, y que siga su camino. El profeta encuentra pan y agua, un alimento que le devolverá las fuerzas físicas, pero, sobre todo, que le restablecerá la esperanza. Elías sigue su camino hasta el monte donde se encontrará con Dios.
SEGUNDA LECTURA: Ef. 4,30-5,2. Practiquen el amor, a ejemplo de Cristo.
Por primera vez en esta carta Pablo menciona al Espíritu Santo como Persona, capaz de entristecerse a causa del comportamiento de los bautizados. A partir de esta preocupación san Pablo da a los cristianos de Éfeso unas recomendaciones de vida comunitaria que son actuales: «Arranquen de raíz de entre ustedes disgustos, arrebatos, enojos, gritos, ofensas y toda clase de maldad» y en positivo: sean buenos y comprensivos unos con otros, perdonándose mutuamente como Dios los perdonó en Cristo. Y la motivación tiene que venir desde la fe en Dios: «Sigan el camino del amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como esas ofrendas y víctimas cuyo olor agradable subía a Dios».
EVANGELIO: Jn 6,41-51. Yo soy el pan vivo bajado del cielo.
El texto bíblico contiene dos partes: una de ellas centrada en el tema de la murmuración (criticaban a Jesús), la otra resalta el tema del pan que da la vida eterna.
La murmuración de los oyentes, nos recuerda las criticas también a Moisés en el desierto (cf. Ex 15,24;16,2.7.12;17,3). Nace de la incomprensión de la acción de Dios y la consiguiente rebelión a su voluntad. La incomprensión de la revelación proviene del escándalo que hallan los oyentes al contrastar el origen humilde de Jesús y su pretensión de ser el único pan capaz de satisfacer el hambre de Dios que siente la persona.
«Nadie puede venir a mi, si no lo trae el Padre que me ha enviado». Esto sólo puede lograrse mediante el don de la fe, que Dios regala. Nadie puede ir a Él si no fuera «traído» por el Padre. No lo trae por la fuerza, sino por la invitación. En este sentido llegan a Jesús todos los que leen rectamente la Escritura, los que escuchan al Padre son dóciles para creer. Lo opuesto, es la murmuración; la señal más clara de no querer – creer. Sólo cuando existe una verdadera apertura a Dios, cuando se cesa de murmurar, tiene lugar la «atracción» que e Dios hace a las personas. Comiendo este Pan cambiamos desde dentro para convertirnos en discipulos misioneros que tienen valentía y fuerza.
Preguntas de reflexión
¿Qué importancia tiene en mi vida alimentarme de la Palabra de Dios y del Pan repartido en la Eucaristia?
¿Cuáles son mis motivos para recibir la Sagrada Eucaristia?
Hoja Dominical «Día del Señor»
