El Papa Francisco va animando con distintas iniciativas el camino hacia el Jubileo del 2025, un primer paso fue ofreciendo el “2023 – Año del Concilio”, destinado al redescubrimiento de las cuatro sesiones del Concilio; un segundo paso dedica el “2024 – Año de la Oración”, indicando que la oración sea la brújula que orienta y la luz que ilumina el camino en la peregrinación que conducirá a cruzar la Puerta Santa.
A lo largo de la historia, los Años Santos han sido momentos de gracia, ofreciendo la oportunidad de renovar nuestra relación con Dios a través de la conversión interior y el reconocimiento de su misericordia, además nos recuerda nuestra responsabilidad como hermanos y hermanas en Cristo, así como nuestra conexión con toda la humanidad enfatizando la importancia de vivir en armonía con los dones que recibimos durante este período de gracia.
El Jubileo, que tiene raíces profundas en la tradición hebrea, es un tiempo sagrado para la Iglesia Católica, destinado a recordar el perdón y la reconciliación como elementos fundamentales de la fe. Desde su instauración en el año 1300, los Años Santos han servido como momentos para reflexionar sobre la misericordia divina y la necesidad de una conversión interior continua. Según la tradición dicta que cada Jubileo se proclame a través de la publicación de una Bula Papal (o Bula Pontificia) de convocatoria en la que se indican las fechas de inicio y fin del Año Santo. Para el Jubileo del 2025, está previsto que se publique el 9 de mayo de 2024.
Que este año dedicado a la Oración nos recuerde la profundidad del amor de Dios y nuestra responsabilidad de compartir este amor con toda la humanidad.