Rincón litúrgico n°4

Del 17 al 24 de diciembre, el protagonismo de María Santísima es de primer orden. La Liturgia de Adviento nos ofrece una hermosa y sólida mariología a partir del Acontecimiento de Cristo. Esta afirmación está atestiguada por la Sagrada Biblia:

❖ “María, la llena de gracia” (Lc 1,26).

❖ “La Bendita entre todas las mujeres” (Lc 1,42)

❖ “Virgen Madre por acción del Espíritu Santo” (Mt 1,18-23; Lc 1,27.30-35).

❖ “Esposa de José de Nazaret” (Mt 1,18-19; Lc 2,3-5).

❖ “La sierva del Señor” (Lc 1,38; 1,48).

❖ “María, la Madre del Hijo de Dios” (Lc 1,32; Jn 1,14).

❖ “La Mujer nueva, la Mujer del tiempo nuevo” (Jn 19,25-27).

❖ “Virgen Oyente, Virgen Discípula, Virgen de la acogida” (Lc 2,19; 2,51-52; Jn 2,5; 2,12).

❖ “Virgen profetisa, proclamadora y servidora del Reino de Dios” (Lc 1,46-56; Lc 2,34-35).

❖ “Madre, Integrante de la Iglesia, Testigo de la Pascua de Jesucristo” (Hech 1,12-14; Lc 11,27-28; Jn 19,25-27).

La Iglesia contempla en María Santísima cómo debe esperar, acoger a Jesús y anunciarlo a todos los pueblos.

En Obediencia a Dios Padre y a la Acción del Espíritu Santo consideramos así a María Santísima en el plan de amor y de salvación que Dios decidió mucho antes de la creación (Gal 4,4-5; Ef 1,3-14) y le expresamos nuestro amor y veneración. Sentimos el proceder de otros hermanos que, desvalorizando el lugar que María ocupa en la historia de nuestra salvación, en realidad, desautorizan y descalifican al mismo Dios.