Rincón Litúrgico n° 30

Rincón Litúrgico n° 30: EXPLICACIÓN DE LA ESTRUCTURA DE LAS PLEGARIAS EUCARÍSTICAS

En el Rincón litúrgico número 28, publicado el Domingo 8 Durante el Año (3 de marzo 2019) hemos presentado las cuatro primeras partes de las ocho que componen las Plegarias Eucarísticas. En este domingo desarrollaremos las cuatro que faltan:

  1. Segunda invocación al Espíritu Santo (= Epíclesis de comunión): Se implora de nuevo la Presencia del Espíritu Santo para que, por una parte, haga grata a Dios Padre la ofrenda de la Víctima perfecta (Jesucristo) y por otra, la acción del Espíritu consagre la comunidad, aúna en una sola familia de hermanos a todos los que se alimentan de esta misma Víctima.
  1. Oración por el Pueblo de Dios y sus Pastores: La comunidad de fieles ruega por el Papa, el Obispo y todos los que se preocupan por el Pueblo de Dios. Esta petición se hace como continuación de  la segunda invocación al Espíritu Santo en la que  se le pedía que mantuviera unida a la comunidad celebrante de la Eucaristía. Ahora se pide al Espíritu que mantenga la comunión con los Pastores y todos los que cuidan del Pueblo de Dios.
  1. Memoria de los Santos y los Difuntos: Renovamos y fortalecemos la comunión con nuestros hermanos, los santos/santas que ya están en el cielo. También recordamos a los Difuntos. La Eucaristía más que una celebración por los difuntos es una celebración gozosa con ellos, ya que están allí presentes con el Señor resucitado. También se nombra a los oferentes. Así se vive y fortaleza la comunión que abarca a todos los sectores de la Iglesia, Pueblo de Dios celebrante.
  2. Doxología final (Gran alabanza): Este himno de glorificación a Dios Padre, en el Hijo y por el Espíritu Santo corona la Plegaria Eucarística. En este momento, con el Pan y el Vino en alto en los que está presente el Señor Resucitado, el Sacerdote proclama que la Persona y la Vida de Jesucristo entregados por nosotros son el acto supremo de culto y de adoración, lo que más honra y gloria da a Dios: “Por Él, con Él y en Él…” La comunidad responde con el solemne “Amén”

(Para ampliar este tema, consultar: Vidales, Antonio, Celebrar la Eucaristía, pp. 36-38)