Rincón Litúrgico n° 15: EL CREDO
La palabra “Credo” viene del latín: “credere,” significa ‘creer,’ tener por verdadero, poner la confianza, la vida en Dios. En los últimos domingos hemos proclamado una fórmula más extensa del Credo. Surge una pregunta muy inteligente: ¿Cuántos ‘credos’ hay?
Los formularios de nuestra fe.
Para los cristianos el término del Credo es Dios y la Persona de Cristo Jesús y su obra salvadora.
Desde los primeros siglos se expresó la fe cristiana en unos formularios que recogen los hechos de nuestra historia de salvación protagonizados por Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Hay tres fórmulas del mismo y único credo:
- a) El Credo de los Apóstoles: es breve, compuesto hacia el año 130 d.C. Es el Credo que proclamamos con más frecuencia y el que hemos aprendido de niños.
- b) El Credo Niceno-Constantinopolitano: es extenso, fruto de la unión de los Credos de dos Concilios Ecuménicos del siglo III – IV, el de la antigua ciudad de Nicea (año 325) y el de Constantinopla (actual Estambul) (año 381). Ambos están en el Misal de nuestra Iglesia. Estos Credos detallan aspectos de la fe en Dios Padre, Dios Hijos, Dios Espíritu Santo, marcando las notas de la Iglesia y otras verdades.
- c) El Credo de las renovaciones de las promesas del Sacramento del Bautismo que hacemos en la solemne liturgia de la Noche de Pascua.
¿Por qué proclamamos el Credo en la Misa?
La razón del Creo en la Misa o en la Eucaristía es ofrecer a los cristianos, reunidos en Asamblea celebrante, un momento privilegiado para que den su respuesta y asentimiento a la Palabra de Dios escuchada y contemplada en las lecturas de la Sagrada Biblia y en la Homilía, y traiga a la memoria, antes de participar de la Mesa de la Eucaristía, el contenido histórico de su Fe.
Tarea para todos: Aprender, memorizar las tres fórmulas. El Credo se proclama individualmente: “Creo”