23 octubre,2024
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“La comunidad tenía una sola alma y un solo corazón” (Hch 4,32)

Encuentros de formación misionera en torno a Hechos de los Apóstoles

Texto: Hechos 4,32-34

La multitud de los creyentes tenía una sola alma y un solo corazón. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo lo tenían en común.
Con gran energía daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús y eran muy estimados.No había entre ellos ningún necesitado, porque los que poseían campos o casas los vendían, y entregaban el dinero a los apóstoles, quienes repartían a cada uno según su necesidad.

Estudiando y meditando

Este texto es uno de los sumarios presentes en el libro de los Hechos de los Apóstoles (2,42-47; 4,32-34; 5,12-16), en los que se describe la vida eclesial de las primeras comunidades cristianas.

Las comunidades cristianas nacen de la efusión del Espíritu Santo y crecen gracias al fermento de compartir y testimoniar entre sus miembros. La solidaridad es un rasgo identitario que edifica a la comunidad como una familia, la familia de Dios, en la que todos y cada uno son hermanos en virtud de ser hijos del mismo Padre.

La koinonía es fundamental. Koinonía es una palabra griega que significa “poner en común”, es decir, ser comunidad, no dejar a nadie aislado. La koinonía es también identitaria en las primeras comunidades cristianas: poner en común lo que poseen, participar, comunicar, no aislar. Participan en la fracción del pan, entran en comunión con el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y esto se traduce en unión fraterna que conlleva poner en común lo que poseían. El resultado: “no había entre ellos ningún necesitado” (Hch 4,34).

Frente al mundo “la comunidad tenía una sola alma y un solo corazón” (Hch 4,32), el mejor testimonio del amor de Dios en sus vidas. Un testimonio que atrae con eficacia: “El Señor iba incorporando a la comunidad a cuantos se iban salvando” (Hch 2,47). El testimonio de las primeras comunidades incluye el amor fraterno (cfr. Hch 2,47; 4,32-35) que revela a su vez la vida de las comunidades en torno a: la enseñanza de los Apóstoles, el anuncio de la Palabra, la fracción del Pan, la oración común y la participación de la vida en común.

Profundizando
“La vida eucarística, las oraciones, la predicación de los Apóstoles y la experiencia de la comunión (cf. Hechos 2,42) hacen de los creyentes una multitud de personas que tienen –dice el libro de los Hechos de los Apóstoles–, que tienen ‘un solo corazón y una sola alma’ y que no consideran de su propiedad lo que poseen, sino que ponen todo en común (cf. Hechos 4,32). Es un modelo de vida tan fuerte, que nos ayuda a ser generosos y no tacaños. Por este motivo, ‘no había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían —dice el libro—, poseían campos o casas, los vendían, llevaban el importe de la venta, y lo ponían a los pies de los Apóstoles, y se repartía a cada uno según su necesidad’ (Hechos 4,34-35)” (Papa Francisco, Audiencia 2019).

Reflexionemos
¿Cómo la vida de nuestras comunidades (la vida eucarística, las oraciones, la predicación de los Apóstoles y la experiencia de la comunión) se reflejan en la atención de los más necesitados?¿Podemos afirmar que nuestras comunidades reflejan lo que nos dice el texto estudiado?

Celebrando

  1. Leemos nuevamente el texto bíblico. Después de un momento de silencio, compartimos la frase del texto bíblico que más nos llama la atención y cómo la asumimos en nuestra vida.
  2. Oramos con la oración que el Papa Francisco ofrece en la Carta Encíclica Fratelli Tutti.

Dios nuestro, Trinidad de amor,
desde la fuerza comunitaria de tu intimidad divina
derrama en nosotros el río del amor fraterno.
Danos ese amor que se reflejaba en los gestos de Jesús,
en su familia de Nazaret y en la primera comunidad cristiana.

Concede a los cristianos que vivamos el Evangelio
y podamos reconocer a Cristo en cada ser humano,
para verlo crucificado en las angustias de los abandonados
y olvidados de este mundo
y resucitado en cada hermano que se levanta.

Ven, Espíritu Santo, muéstranos tu hermosura
reflejada en todos los pueblos de la tierra,
para descubrir que todos son importantes,
que todos son necesarios, que son rostros diferentes
de la misma humanidad que amas. Amén.

  1. Se hacen peticiones espontáneas.
  2. Cada uno expresa un compromiso de vida.

Preparando el próximo encuentro

En el próximo encuentro reflexionaremos en torno a Hechos 4,23-26, cómo la oración orienta la misión.

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