Rincón litúrgico n° 27

Rincón litúrgico n° 27 A: PLEGARIA EUCARÍSTICA: RITOS DE COMUNIÓN

Después de la Gran Alabanza (Doxología) y la respuesta cantada del Amén, comienzan los ritos de comunión. Este conjunto de ritos que, a primera vista, aparecen como un mosaico de piezas diversas, pone de manifiesto el aspecto de Cena Pascual. En efecto, según el mandato del Señor, su Cuerpo y Sangre sean recibidos por los fieles como Alimento de la Nueva Alianza. Los ritos de Comunión siguen este recorrido:

  1. La oración del Padrenuestro: Se inicia con la invitación del Sacerdote a orar como oraba Jesús y nos enseñó a nosotros a orar. El Padrenuestro, con su embolismo (ampliación de la última petición) resume en cierto modo y expresa sentimientos y disposiciones semejantes a los de la Plegaria Eucarística. Los fieles de la Asamblea deben dar muchísima importancia a la aclamación: “¡Tuyo es el Reino!… Por tanto, hay que emplear el texto del Padrenuestro que Jesús nos ha enseñado, nunca reemplazarlo o modificarlo.
  1. Signo de la Paz: fraternidad: La Paz que se pide a Jesucristo, Señor de la Paz, y que se desea entre hermanos, tiene un contenido profundamente humano y bíblico. Este gesto de la paz debe llevar consigo un compromiso de trabajar por la paz y la unidad. Dar la Paz, no es sólo manifestarla, es compromiso de construirla en este tiempo de tanta intolerancia y de conflictos. El Papa emérito Benedicto XVI afirma: “La Eucaristía es por su naturaleza sacramento de paz.” El Sacerdote debe esperar que hayan terminado de darse la Paz, para iniciar el rito de la Fracción e Inmixtion.
  2. La Fracción del Pan: El Sacerdote parte el Pan consagrado y deja caer una parte de este Pan en el cáliz (Inmixtion) que expresa la unidad de la Iglesia en un mismo Pan compartido y en un mismo Cáliz. El rito de la Fracción reproduce la acción de Cristo en la Última Cena y el gesto privilegiado de su Resurrección y Presencia Viva en la celebración (Lc 24,29-31.35). El gesto ritual de la Fracción del Pan debe ser acompañado por el canto o la recitación del Cordero de Dios por parte de la Asamblea de fieles. El canto del ‘Cordero’ NO debe ser reemplazado por ningún otro.
  3. Comunión: Incorporación a Cristo y a la Iglesia. El Sacerdote muestra a los fieles el Pan eucarístico sobre la patena o sobre el cáliz y les invita al Banquete de Cristo, es una invitación universal no solamente a nosotros. Es también una monición breve y termina con una exhortación relacionando Palabra, Vida y Eucaristía. El Sacerdote que preside debe dar la comunión, por lo menos a una parte de los fieles. La tradición de la Iglesia es que el que reparte el Pan de la Palabra reparta también el Cuerpo del Señor. La comunión se entrega: es un don del Señor que se ofrece a los fieles por medio del ministro autorizado para ello. La Eucaristía es el Banquete fraterno. Por eso nos acercamos a la común-unión con Cristo en común-unión con los hermanos con gozo, procesionalmente y cantando, superando actitudes intimistas, manifestadas en posturas y canciones nada comunitarias. Comulgar bajo las dos especies es la modalidad que expresa el mandato del Señor.
  4. El silencio después de la comunión: Es el momento de coloquio, para que el inmenso contenido de la Eucaristía, el testimonio de amor extremo que ella nos da Cristo calen hondamente en nosotros, cambie nuestra vida y nos impulse a ser discípulos fieles de Jesucristo. La purificación del Cáliz la hace el Sacerdote o un Ministro autorizado en la Credencia o después de la Misa. Resulta poco digno y poco elegante a los ojos de los fieles, purificar los vasos sagrados en el mismo Altar.
  5. Oración después de la comunión: Para completar la Plegaria de la Asamblea y concluir el rito de la Comunión, el Sacerdote pronuncia la oración para después de la comunión, en la que se pide por los frutos de la celebración eucarística. Lo que acabamos de celebrar que seamos capaces de vivirlo, de llevarlo a la vida.

 (Consultar: Limón Vargas Miguel, Sorbos de Liturgia. Preparemos la Eucaristía paso a paso, pp. 39-41, Santa Cruz; Vidales Antonio, Celebrar la Eucaristía, pp.39-45, Tarija).