Rincón Litúrgico n° 24

En el tema anterior, hemos estudiado el significado y vivencia cristiana de la Liturgia de la Palabra. Para tener un mayor conocimiento de la centralidad del Mensaje de Jesús, nuestro Señor, vamos a comentar el alcance del Evangeliario.

El Evangeliario es el libro que contiene los cuatro Evangelios distribuidos para su lectura en la liturgia. “Puesto que la proclamación del Evangelio es siempre la cumbre de la liturgia de la Palabra, la tradición litúrgica ha introducido desde siempre alguna distinción entre los libros de las lecturas. En efecto, el libro de los evangelios era elaborado con el máximo interés, era adornado y gozaba de una veneración superior a la de los demás leccionarios. Es por tanto, muy conveniente que también ahora por lo menos en las catedrales y en las parroquias y templos más importantes y frecuentados, se disponga de un Evangeliario bellamente adornado, distinto de los otros leccionarios” (OLM 36).

 Su empleo

1. a) En la procesión de entrada de la Misa, el Diácono u otro Ministro lleva solemnemente el Evangeliario, lo deja sobre el Altar, cerrado. El que preside la celebración, al llegar al Altar, besa el Altar y el Evangeliario antes de dirigirse a su sede. Cuando llega el momento de proclamar el

Evangelio, se lleva al Ambón y allí se abre.

1. b) En la Ordenación de Diáconos y Obispos: “Con razón este Libro es entregado al Diácono en su Ordenación, y en la Ordenación episcopal es colocado y sostenido sobre la cabeza del elegido” (OLM 36).
2. c) También se entrega al nuevo Párroco como uno de los signos de su nuevo Ministerio.
3. d) Se puede colocar sobre el féretro en las exequias.
4. e) En una de las etapas del proceso catecumenal, junto con la entrega del Credo y del Padrenuestro.
5. f) En los Sínodos o Concilios se entroniza el Evangeliario al comienzo de cada congregación general, como se hacía en el Vaticano II.
6. g) En las Jornadas Nacionales de Catequesis y al inicio y conclusión del mes de la Biblia es muy recomendable entronizar el Evangeliario.