En esta reflexión dominical, somos llamados a redescubrir la profunda conexión entre nuestra fe y el cuidado de la creación. Los textos de hoy nos invitan a contemplar la creación como un don de la Sabiduría divina, un banquete de vida que debemos proteger y valorar. Profundicemos:
PRIMERA LECTURA
El pasaje de Proverbios 9, 1-6 nos invita a reflexionar sobre la creación como una obra de sabiduría divina, establecida con un orden y equilibrio que debemos respetar y cuidar. La Sabiduría, al edificar su casa con siete columnas y preparar un banquete, nos muestra la importancia de actuar con responsabilidad en nuestro uso de los recursos naturales, participando en el “banquete de la creación” de manera consciente y sostenible. Así como se nos insta a dejar la ingenuidad y seguir el camino de la inteligencia, también estamos llamados a dejar de lado la indiferencia y asumir una postura de respeto y protección hacia la creación, reconociendo las consecuencias de nuestras acciones y promoviendo un estilo de vida que fomente la justicia ecológica.
SALMO RESPONSORIAL
El Salmo 33, 2-3. 10-15 nos invita a “gustar y ver qué bueno es el Señor”, reconociendo la bondad de Dios en la creación y motivándonos a cuidarla con responsabilidad. Alabar al Señor implica actuar con humildad y justicia, protegiendo el medio ambiente como expresión de nuestro agradecimiento y respeto hacia Dios. El salmo nos llama a alejarnos de prácticas dañinas para la creación y a buscar la paz, promoviendo un equilibrio ecológico que asegure el bienestar de todos los seres vivos. Cuidar la casa común es un acto de fe y amor, reflejando nuestro compromiso con la bondad del Señor y la armonía en el mundo.
SEGUNDA LECTURA
La carta del Apóstol san Pablo a los Efesios 5, 15-20, nos exhorta a vivir con sensatez y responsabilidad, lo cual se aplica directamente a nuestro trato con la creación. Al ser prudentes y buscar la voluntad del Señor, estamos llamados a evitar prácticas destructivas y a adoptar un estilo de vida que respete y cuide el medio ambiente. La advertencia contra el abuso del vino se puede comparar con el despilfarro de recursos naturales, subrayando la importancia de un consumo responsable. Llenarnos del Espíritu Santo y dar gracias a Dios por su Creación nos motiva a proteger la casa común con gratitud y compromiso, reflejando así nuestra admiración y respeto hacia el don divino de la naturaleza.
EVANGELIO
El Evangelio de san Juan 6, 51-59, Jesús se presenta como el “pan vivo bajado del cielo”, ofreciendo su carne y su sangre como sustento para la vida eterna, una imagen que podemos aplicar ecológicamente al cuidado de la creación. Al reconocer que, así como el pan es esencial para la vida, un entorno saludable es vital para nuestro bienestar, entendemos que preservar la creación es parte de nuestra unión con Cristo. Este cuidado por el medio ambiente refleja nuestra respuesta a la invitación de Jesús a vivir plenamente en Él y asegura que las generaciones futuras puedan disfrutar de los dones de la tierra. Así, el compromiso con la sostenibilidad y el respeto por los recursos naturales se convierte en una expresión concreta de nuestra fe y gratitud por el don de la vida.
A MODO DE CIERRE
El pasaje de Proverbios nos recuerda la importancia de actuar con inteligencia y respeto hacia el medio ambiente; el Salmo nos anima a alabar a Dios con un compromiso real en la protección de nuestra casa común; la carta a los Efesios nos llama a vivir con responsabilidad y evitar el despilfarro de recursos; y el Evangelio de San Juan nos presenta a Jesús como el pan vivo, simbolizando nuestra necesidad de cuidar el entorno que nos sustenta. Como dice el Papa Francisco en Laudato Si’: “La tierra es, antes que nada, un bien común, un bien que nos pertenece a todos” (n. 93). En este espíritu, vivamos con gratitud y responsabilidad, asegurando que la creación pueda seguir siendo una fuente de vida y bendición para todas las generaciones.
Por E. Marcial Riveros Tito
#Rumbo a los 10 años de la Encíclica Laudato Si´
