La imagen del Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda el núcleo central de nuestra fe: todo lo que Dios nos ama con su Corazón y todo lo que nosotros, por tanto, le debemos amar. Jesús tiene un Corazón que ama sin medida. Y tanto nos ama, que sufre cuando su inmenso amor no es correspondido.
«Cuando adoramos el Corazón de Jesucristo, en él y por él adoramos así el amor increado del Verbo divino como su amor humano, con todos sus demás afectos y virtudes, pues por un amor y por el otro nuestro Redentor se movió a inmolarse por nosotros y por toda la Iglesia, su Esposa, según el Apóstol: «Cristo amó a su Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola con el bautismo de agua por la palabra de vida, a fin de hacerla comparecer ante sí llena de gloria, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino siendo santa e inmaculada» (Carta Encíclica Haurietis Aquas, Sobre el culto al Sagrado Corazón de Jesús, Papa Pio XII, N.87)
La liturgia no sólo nos invita a venerar al Sagrado Corazón de Jesús, sino también al Inmaculado Corazón de María. La fiesta del Inmaculado Corazón de María sigue a la del Sagrado Corazón de Jesús. El corazón expresa y es símbolo de la intimidad de la persona. La primera vez que se menciona en el Evangelio el Corazón de María es para expresar toda la riqueza de esa vida interior de la Virgen: «María conservaba estas cosas en su corazón»
La devoción al Corazón de María no es una devoción más. Nos lleva a aprender a tratar a nuestra Madre con más confianza, con la sencillez de los niños pequeños que acuden a sus madres en todo momento: no sólo se dirigen a ellas cuando están en gravísimas necesidades, sino también en los pequeños apuros que le salen al paso. Las madres les ayudan a resolver los problemas más insignificantes. Y ellas – las madres – lo han aprendido de nuestra Madre del Cielo.
«Mirar con confianza al Sagrado Corazón de Jesús y a repetir con frecuencia, especialmente durante este mes de junio: Jesús manso y humilde de corazón, transforma nuestro corazón y enséñanos a amar a Dios y al prójimo con generosidad» (Papa Francisco).
«Junto con el Corazón misericordioso de Cristo veneramos el Corazón inmaculado de María santísima, mediadora de gracia y de salvación» (San Juan Pablo II, Ángelus, 23 junio 2022)
Oración
Divino Corazón de Jesús, te ofrezco por medio del Corazón Inmaculado de María, madre de la Iglesia, en unión con el sacrificio eucarístico, las oraciones, acciones, alegrías y sufrimientos de este día en reparación de los pecados y por la salvación de todos los hombres, en la gracia del Espíritu Santo, para gloria del Padre Divino.
Amén.
Preguntas de reflexión
¿Qué es más importante para mí: buscar el bien de las personas, o cumplir rigurosamente las leyes, normas y disciplinas? // ¿Tengo algún ejemplo de eso?
Dios nos habla cada día: del 3 al 9 de Junio 2024. Liturgia de las Horas: I Semana.
Lunes: 2P 1,2-7; Sal 90,1-2.14-16; Mc 12,1-12
Martes: 2P 3,11b-15a.17-18; Sal 89,2-4.10.14.16; Mc 12,13-17
Miércoles: 2Tm 1,1-3.6-12; Sal 122,1-2; Mc 12,18-27
Jueves: 2Tm 2,8-15; Sal 24,4-5b.8-10.14; Mc 12,28-34
Viernes: Solemnidad, Sagrado Corazón de Jesús: Os 11,1.3-4.8c-9; Sal Resp: Is 12,2-6; Ef 3,8-12.14-19; Jn 19,31-37
Sábado: Corazón Inmaculado de María: 2Tm 4,1-8; Sal 70,8-9.14-17; Mc 12,38-44 ó Lc 2,41-51
Domingo 10 Durante el Año: Gn 3,9-15; Sal 129,1-8; 2Co 4,13-5,1; Mc 3,20-35
4ta. Página Hoja Dominical «Día del Señor»