Señor, ayúdanos a ver las heridas y encontrar esperanza
Pasajes adicionales de las Escrituras
Joel 2,23-27 | Yo estoy en medio de Israel y mi pueblo no quedará defraudado. |
Salmo 104,14-15 | Señor Dios mío ¡qué grande eres! |
Reflexión
El Buen Samaritano hizo lo que pudo según sus posibilidades: vertió vino y aceite y vendó las heridas del hombre y lo puso sobre su propio animal. Incluso fue más allá prometiendo hacerse cargo de sus cuidados. Cuando vemos el mundo a través de los ojos del samaritano, cada situación puede ser una oportunidad para ayudar a los necesitados. Aquí es donde se manifiesta el amor. El ejemplo del Buen Samaritano nos lleva a preguntarnos cómo responder al prójimo. Dio vino y aceite, restaurando al hombre y dándole esperanza. ¿Qué podemos dar nosotros para participar en el plan de Dios de sanar este mundo roto? Los signos de este mundo quebrantado son la inseguridad, el miedo, la desconfianza y la división. Avergonzados, reconocemos que estas divisiones también existen entre los cristianos. Aunque celebramos sacramentos u otros rituales de sanación, reconciliación y consuelo, a menudo usando aceite y vino, persistimos en divisiones que hieren el Cuerpo de Cristo. La sanación de nuestras divisiones cristianas promueve la sanación de las naciones.