Señor, convierte nuestras Iglesias en “posadas”, para acoger a los necesitados
Pasajes adicionales de las Escrituras
Génesis 18,4-5 | Me han honrado con su visita. |
Salmo 5,11-12 | Que se alegren los que en Ti confían. |
Reflexión
Un Samaritano se hizo cargo del hombre que había caído en manos de los ladrones. El Samaritano superó sus prejuicios y partidismos. Vio a alguien necesitado y lo llevó a una posada. “Al día siguiente dio dos denarios al posadero y le dijo: ‘Cuida bien a este hombre. Si gastas más, te lo pagaré a mi vuelta’” (Lc 10:35).
En cualquier sociedad humana, la hospitalidad y la solidaridad son esenciales. Requieren la acogida forasteros, extranjeros, migrantes y personas sin hogar. Sin embargo, cuando nos enfrentamos a la inseguridad, la sospecha y la violencia, tendemos a desconfiar de nuestros prójimos. La hospitalidad es un testimonio importante del Evangelio, particularmente en contextos de pluralismo religioso y cultural. Acoger al “otro”, y ser acogido a su vez, está en el centro del diálogo ecuménico. Los cristianos tienen el desafío de convertir sus Iglesias en posadas donde sus prójimos puedan encontrar a Cristo. Tal hospitalidad es un signo del amor que nuestras Iglesias tienen entre sí y por todos.
Cuando nosotros, como seguidores de Cristo, vamos más allá de nuestras tradiciones confesionales y elegimos practicar la hospitalidad ecuménica, pasamos de ser extranjeros a ser prójimos.