23 octubre,2024
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LA ORACIÓN EN LOS SANTUARIOS

“ENSÉÑANOS A ORAR”

Vivir el Año de la Oración en preparación al Jubileo 2025

La visita a un Santuario es un tiempo y lugar favorable para la oración personal y comunitaria, es un espacio que permite que los fieles, peregrinos centren su atención en la meditación es una ocasión privilegiada para apreciar la belleza de la Liturgia de las Horas y para asociarse a la alabanza cotidiana que, en el curso de su peregrinación terrena, la Iglesia eleva al Padre, por Cristo, en el Espíritu Santo.

En este Año que el Papa Francisco a dedicado a: “Vivir la Oración en preparación al Jubileo 2025”. Nos invita a intensificar la oración y el dialogo personal con Dios redescubrir el grande valor y la absoluta necesidad de la oración en la vida personal, en la vida de la Iglesia y del mundo.

En el primer Encuentro Internacional para Rectores y Operadores de Santuarios, el Santo Padre recalco que las personas que visitan los Santuarios impulsados por la urgencia de pedir alguna gracia. El Papa Francisco subrayó, además, que precisamente «esta oración hace a los Santuarios lugares fecundos, para que la piedad del pueblo sea siempre alimentada y crezca en el conocimiento del amor de Dios» (Discurso del Santo Padre Francisco a los participantes en el I Encuentro Internacional para Rectores y Operadores de Santuarios, 29 de noviembre de 2018).

La oración en los lugares santos asume una profundidad mayor, que no se limita a tener ecos solo en la persona orante. Este es un aspecto subrayado por el Papa Francisco: «La oración es la primera fuerza de la esperanza. Tú rezas y la esperanza crece, avanza. Yo diría que la oración abre la puerta a la esperanza. La esperanza está ahí, pero con mi oración le abro la puerta. Porque los hombres de oración custodian las verdades basilares; son los que repiten, primero a sí mismos y luego a todos los demás, que esta vida, a pesar de todas sus fatigas y pruebas, a pesar de sus días difíciles, está llena de una gracia por la que maravillarse» (Audiencia General, 20 de mayo de 2020).

Lugar de reconciliación y de esperanza La esperanza, entonces, no es extraña al Santuario, al contrario. Tendremos que acostumbrarnos a hablar de la fe vistiéndola con ropajes de esperanza. El Santuario, a través de la esperanza de serenidad y consuelo, nos permite comprender el extraordinario valor vivificante de la fe. La vida del Santuario debe ser el lugar privilegiado para hacer comprender a nuestros fieles cuán decisiva es la oración del Padrenuestro, que invoca el regreso del Señor. El Santuario eleva la mirada hacia la misteriosa presencia de Dios en nuestra historia y vida personal. El peregrino que llega al Santuario lleva frecuentemente consigo la necesidad de esperanzas que presenta con sus oraciones. Son buenos deseos que ameritan nuestra atención y, precisamente por eso, la acción pastoral debe ayudar a dirigir la mirada más allá de lo inmediato para permitir que la oración sea respondida en virtud de la esperanza. El cristiano es «Peregrino de esperanza», que se pone en camino no como errante, sino como el que conoce la meta, que atraviesa las fronteras para llegar al lugar donde espera dar cumplimiento a su deseo, a las necesidades del propio corazón. A través del lente de la esperanza nuestro compromiso pastoral se vuelve aún más evidente: la esperanza es capacidad de ver cuán real es la reconciliación que el Señor ha realizado por cada uno de nosotros. El apóstol Pablo enseña que toda nuestra existencia es iluminada por la esperanza, incluso cuando se esconde en las llagas oscuras de nuestra existencia a menudo tan fragmentada y enigmática.

El Santuario, como lugar de esperanza, nos invita a confiar a la intercesión de los santos nuestras intenciones de oración, seguros de que, también gracias a su ayuda, podrán ser acogidas y respondidas por el Señor. Nuestros Santuarios son verdaderos y preciosos «baúles» de oración, lugares llenos de signos – como ex voto, veladoras y prácticas devocionales – que nos muestran cómo en el pasado y en el presente nuestras súplicas encuentran respuesta según la voluntad del Padre que no rechaza nunca escuchar las peticiones de sus propios hijos. ¡No temamos pedir a Dios lo que necesitamos!

Los Santuarios son frecuentemente los grandes «confesionarios» de las diócesis, en los cuales, cada hora, están presentes sacerdotes para escuchar a los penitentes. A través de la reconciliación, el Señor nos espera con los brazos abiertos, como el Padre misericordioso de la parábola que, con ansias, desea el regreso de su hijo a casa. Esperamos que, en este año de preparación al Jubileo, los peregrinos sepan reconocer la gracia inmensa que brota de estos lugares y, en sus confesionarios, las verdaderas «puertas de la misericordia divina» para el mundo. Que todos puedan abandonarse, a través de la oración, a ese abrazo confiado de quien sabe que, sin el Padre, sin la casa, no podemos sino perdernos en los destellos del mundo.

 • El Año de la Oración nos invita a confiar intenciones particulares en vista del Jubileo, con el deseo de que sea un año fecundo de reconciliación, rico de frutos espirituales para todas las situaciones que nos preocupan, sobre todo por las situaciones locales y globales en las cuales la esperanza parece sucumbir de frente a tanto mal realizado y sufrido.

ORACIÓN DE LOS FIELES EN PREPARACIÓN AL JUBILEO 2025

 Oración de intercesión:

“Oh Padre, en tu misericordia, escucha las súplicas de tus hijos. En

el camino que nos lleva al Jubileo del 2025, renueva nuestra fe y

acrecienta en nosotros la esperanza y la caridad, ayudándonos a

ser testigos de tu amor en el mundo”.

 Oración de alabanza:

“Te alabamos, Señor, por tu infinita bondad. En el Jubileo que nos

espera, abre nuestros ojos a la belleza de tu creación, para que

nuestros corazones puedan gozar en la admiración por la grandeza de tus obras”.

Oración de agradecimiento:

«Te agradecemos, oh Dios, por todos los bienes y dones recibidos.

En este tiempo de preparación al Jubileo, enséñanos a reconocer

tu mano en todo momento de nuestra vida, acogiendo cada día

como un don de tu amor y de tu misericordia”.

Oración de petición:

«Señor, fuente de toda sabiduría, guíanos durante este Año dedicado a la Oración en el camino que nos llevará a celebrar el próximo

Jubileo. Dónanos corazones abiertos y mentes iluminadas para

comprender y vivir plenamente los dones de la misericordia y del

perdón”.

ORACIÓN DEL JUBILEO

Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino. Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria. La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y la paz de nuestro Redentor. A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos. Amén.

Fuente: Dicasterio para la Evangelización: “ENSÉÑANOS A ORAR” Vivir el Año de la Oración en preparación al Jubileo 2025.

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