PRIMERA LECTURA: Ap7,2-4.9-14 Vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas.
El libro del Apocalipsis, como sucede en la literatura de esta clase, requiere interpretar la riqueza de los símbolos. Dios se dispone a marcar, por medio de su ángel, a los que se han mantenido fieles a su Palabra. Los marcados, en primer lugar, forman el Pueblo de Dios del Antiguo Testamento (12 x 12 x 1000 = 144.000; siendo el 12 el número simbólico del pueblo y el 1.000 el de la divinidad), en tanto, «la enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones» se refiere al pueblo de la Nueva Alianza. Los elegidos llevan vestiduras blancas, palmas en las manos, y cantan ante el trono y el Cordero; elementos todos que nos introducen en un clima sacerdotal. Por el Bautismo, los cristianos (mujeres / varones) son marcados por el Espíritu y han sido constituidos pueblo sacerdotal. En la historia sufren la gran tribulación de las fuerzas antievangélicas, pero ellos, en realidad, saben que tienen asegurada la victoria en la del Cordero degollado y resucitado.
SEGUNDA LECTURA: 1Jn 3,1-13. Veremos a Dios tal cual es.
El misterio de la santidad que hoy se celebra hace referencia directa a que lo más importante de la vida cristiana es ser, y no perder la imagen de hijos de Dios. Para los seguidores de Jesús, debe existir una posibilidad de vivir en el ámbito de las relaciones entre el Padre y el Hijo, por eso, se dice, que seremos semejantes a Él. Muchos santos, que nosotros no conocemos, son santos porque han sabido guardar la imagen de hijos de Dios en sus vidas.
EVANGELIO: Mt 4,25-5,12. Alégrense y regocijense, porque tendrán una gran recompensa en el cielo.
Las bienaventuranzas se relacionan con la literatura sapiencial, la que enseña a vivir, a comportarse, a elegir lo que da sentido a la vida. Las ocho bienaventuranzas tienen una organización literaria particular: Cuatro de ellas, presentan situaciones de conflicto: pobreza, llanto, dolor, hambre-sed, y persecución. Y tres se centran en acciones positivas: misericordia, pureza de corazón, trabajo en favor de la paz. No pretenden ser exhaustivas, pero sí muestran un amplio abanico de opciones ante los más vulnerables: en ellos se revela el rostro de Dios. En la novena bienaventuranza (5,11) recae todo el acento: en la persecución por causa del Evangelio se manifiesta la alegría de Dios. Cualquier situación humana, vivida en la línea del Evangelio, es buena para realizar el proyecto de santidad que Dios espera de nosotros. En la Solemnidad de hoy celebramos a quienes han elegido y eligen los valores del Reino, ellos son los verdaderos bienaventurados, han mantenido la relación de hijos de Dios en Cristo Jesús.
Preguntas de reflexión
¿El programa de vida de las bienaventuranzas es el programa de mi vida cristiana? / ¿Puedo ser santo o santa?, ¿Por qué?
Hoja Dominical «Día del Señor»