Te invito a abrir tu corazón y tu mente a una profunda reflexión sobre el llamado que todos tenemos ¡cuidar de la Creación! que es un regalo de Dios. Cada una de las interpretaciones que encontrarás aquí está diseñada para inspirarte a ver la conexión entre la Palabra de Dios y nuestra responsabilidad como guardianes de la tierra. A través de estos textos bíblicos, descubrirás cómo el servicio, la compasión, el sacrificio y la esperanza nos motivan a actuar en favor de nuestra casa común, siempre con la mirada puesta en el ejemplo de Cristo, que no vino a ser servido, sino a servir. Que la Liturgia de la Palabra te motive a ser un agente activo en la protección y cuidado de la Creación, uniendo fe y acción en la construcción de un mundo más justo y sostenible.
PRIMERA LECTURA
El pasaje de Isaías 53, 10-11, aunque profundamente cristológico, ofrece claves para una interpretación ecológica al resaltar el sacrificio y la entrega como medio de restauración y vida. En este contexto, podemos comprender la creación como una herencia que se prolonga a través del sacrificio y el esfuerzo por mantenerla y restaurarla. Así como el siervo sufre para traer justicia y vida, estamos llamados a asumir el cuidado de la tierra, aun a costa de sacrificios personales, para garantizar un futuro lleno de vida y luz para las generaciones venideras. Cuidar la creación implica ver más allá del sufrimiento actual, hacia un horizonte donde la voluntad de Dios se cumple en la armonía con toda la Creación
SALMO RESPONSORIAL
El Salmo 32, 4-5. 18-20. 22, nos invita a contemplar la Creación como una manifestación tangible del amor y justicia de Dios. “La tierra está llena de su amor” nos recuerda que toda la creación es un reflejo de la bondad divina, y que, como fieles, estamos llamados a cuidarla y protegerla con el mismo amor y lealtad con que Dios cuida de nosotros. En este contexto, el salmista nos muestra que la esperanza en el Señor nos impulsa a actuar con justicia hacia la tierra, especialmente en tiempos de crisis ambiental, donde debemos ser instrumentos de la misericordia divina. La petición “Señor, que descienda tu amor sobre nosotros” es también una súplica para que el amor de Dios nos inspire a ser buenos administradores de su Creación, comprometiéndonos a cuidar la casa común, confiando en que Él es nuestro escudo y ayuda en esta tarea de custodiar la vida y la naturaleza.
SEGUNDA LECTURA
La carta a los Hebreos 4, 14-16 nos invita a reconocer en Jesús al Sumo Sacerdote que se compadece de nuestras debilidades, y desde esta comprensión, podemos reflexionar sobre nuestra relación con la creación. Al igual que Jesús, que comprende nuestras pruebas, estamos llamados a compadecernos de la Creación, que también sufre a causa del maltrato y la explotación. La invitación a «ir confiadamente al trono de la gracia» nos anima a acercarnos a Dios para obtener la misericordia necesaria para cambiar nuestros corazones y actuar como cuidadores responsables de la naturaleza. Elementos claves para cuidar la Creación son la compasión, la firmeza en nuestra fe en el amor divino, y el compromiso de trabajar por una tierra más justa y sostenible, confiando en la gracia que Dios nos ofrece para emprender acciones concretas que restauren y protejan nuestra casa común.
EVANGELIO
El Evangelio de san Marcos 10, 35-45 nos invita a reflexionar sobre el verdadero sentido del liderazgo y el servicio, lo que también puede inspirar una profunda conciencia ecológica. Jesús nos enseña que la grandeza no radica en dominar, sino en servir, y este principio lo podemos aplicar al cuidado de la Creación. Somos llamados a ser servidores de la tierra, no sus dueños o explotadores, pues toda la Creación es un don que debemos cuidar con responsabilidad y humildad. Elementos claves para cuidar la Creación son el servicio desinteresado, el sacrificio y la solidaridad, reconociendo que, así como Jesús dio su vida por todos, nosotros debemos entregarnos al servicio de la casa común, protegiendo la naturaleza y las futuras generaciones. Al actuar con esta actitud de servicio hacia la Creación, participamos en el Plan de Dios, contribuyendo a la preservación y restauración del mundo que Él ha creado.
A MODO DE CIERRE
En esta reflexión dominical en clave ecológica, somos invitados a contemplar el llamado urgente a cuidar la creación, inspirados por las lecturas que nos presentan valores esenciales como el sacrificio, la compasión, la justicia y el servicio. La Palabra de Dios nos recuerda que la tierra, llena del amor divino, no es solo un recurso, sino un don que debemos proteger con el mismo cuidado y misericordia con que Dios nos cuida a nosotros. Desde la entrega del siervo sufriente en Isaías, pasando por la invitación del salmo a ser buenos administradores, hasta el ejemplo de Jesús en el Evangelio, quien nos enseña a servir y no dominar, vemos cómo nuestra fe nos impulsa a ser guardianes de la casa común. Como nos recuerda el Papa Francisco en Laudato Si’: «Todo está conectado» (LS 91), y nuestro servicio a la creación es parte del servicio a la humanidad y a Dios mismo. Que esta reflexión nos motive a asumir, con generosidad y compromiso, nuestro rol de custodios de la tierra, actuando siempre con responsabilidad hacia las futuras generaciones.
Por E. Marcial Riveros Tito
