Encuentros de formación misionera en torno a Hechos de los Apóstoles
Texto: Hechos 5,12-16
Los apóstoles realizaban muchas señales y milagros entre el pueblo. Todos íntimamente unidos acudían al pórtico de Salomón; pero de los extraños nadie se atrevía a juntarse con ellos aunque el pueblo los estimaba mucho.
Se les iba agregando un número creciente de creyentes en el Señor, hombres y mujeres; y hasta sacaban los enfermos a la calle y los colocaban en catres y camillas, para que al pasar Pedro, al menos su sombra los cubriese.
También los vecinos de los alrededores de Jerusalén llevaban enfermos y poseídos de espíritus inmundos, y todos se sanaban.
Estudiando y meditando
Este texto es uno de los que se denominan ‘resúmenes’ en el libro de los Hechos de los Apóstoles, los otros dos están en 2,37-42 y 4,32-37, que muestran el crecimiento de las primeras comunidades y los paradigmas que las marcan.
Es evidente la parresía (valentía) de los primeros cristianos, porque a pesar de las prohibiciones de hablar sobre Jesús, reunirse como comunidades y obrar señales…; lo siguen haciendo: siguen proclamando la Buena Nueva, se reúnen asiduamente y realizan prodigios.
El texto destaca la figura del Apóstol Pedro que sigue realizando curaciones en Jerusalén y hablando de Jesús a las comunidades que se reunían. Las personas que reciben los milagros y los testigos que los presencian se hacen parte de las comunidades.
Los Apóstoles han sido testigos del Resucitado, lo proclaman, experimentan el cumplimiento de Su promesa, “Yo estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (Mt 28,20), y con la fuerza del Espíritu Santo siguen con la misión encomendada.
Profundizando
“Cristo resucitado, al anunciar a los discípulos la misión de ser sus testigos, les prometió también la gracia para una responsabilidad tan grande: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ustedes y recibirán su fuerza para que sean mis testigos’ (Hch 1,8). Efectivamente, según el relato de los Hechos, fue inmediatamente después de la venida del Espíritu Santo sobre los discípulos de Jesús cuando por primera vez se dio testimonio de Cristo muerto y resucitado con un anuncio kerigmático, el denominado discurso misionero de san Pedro a los habitantes de Jerusalén.
Así los discípulos de Jesús, que antes eran débiles, temerosos y cerrados, dieron inicio al periodo de la evangelización del mundo. El Espíritu Santo los fortaleció, les dio valentía y sabiduría para testimoniar a Cristo delante de todos” (Papa Francisco, Mensaje DOMUND 2022).
Reflexionemos
¿Cómo se manifiesta en nosotros la parresía que viene del Resucitado?
¿Identificamos signos (prodigios) en nuestras comunidades eclesiales? ¿Qué hacemos con ellos?
Celebrando
1. Leemos nuevamente el texto bíblico. Después de un momento de silencio, compartimos la frase del texto bíblico que más nos llama la atención y cómo la asumimos en nuestra vida.
- Oramos:
Padre nuestro,
Tu Hijo Unigénito Jesucristo
resucitado de entre los muertos
encomendó a sus discípulos el mandato de
“ir y hacer discípulos a todas las gentes”.
Tú nos recuerdas que a través de nuestro Bautismo
somos partícipes de la misión de la Iglesia.
Por los dones de tu Santo Espíritu, concédenos la gracia
de ser testigos del Evangelio, valientes y tenaces,
para que la misión encomendada a la Iglesia,
que aún está lejos de ser completada,
pueda encontrar manifestaciones nuevas y eficaces
que traigan vida y luz al mundo.
Ayúdanos a hacer que todos los pueblos
puedan experimentar el amor salvífico
y la misericordia de Jesucristo,
Él que es Dios y vive y reina contigo,
en la unidad del Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
- Se hacen peticiones espontáneas.
- Cada uno expresa un compromiso de vida.
Preparando el próximo encuentro
En el próximo encuentro reflexionaremos en torno a Hechos 9,19b-31, sobre los obstáculos y desafíos que encuentra la misión.