Carisma
Eucarístico Sacerdotal y Misionero, en el corazón de la Madre fundadora, Dios hizo resonar un grito bíblico, «¿Qué utilidad la de mi sangre, si nadie le da valor?» (Sal. 10, 30). Por eso dio vida una familia religiosa cuya finalidad es: valorar el misterio Eucarístico y orar por la santidad de los sacerdotes; vivir y enseñar a vivir en plenitud el sacerdocio bautismal en unión a la ofrenda de Jesús.
La espiritualidad de nuestro instituto es la de seguir a Jesús bajo la acción del Espíritu Santo en comunión con María, Madre del Eterno Sacerdote. Se expresa en un continuo acto de amor, en un humilde, pero total ofrecimiento de nosotras mismas y de nuestros bienes espirituales, en unión con la ofrenda que Jesús hace de sí mismo al Padre en cada Santa Misa.
Año de fundación de la congregación en Bolivia
Llegamos a América Latina un 28 de noviembre de 1975. Y a Bolivia en 2022. Nos asentamos en la Prelatura de Corocoro del departamento de La Paz, a invitación de Monseñor Limachi.
¿Cuántas hermanas tiene la congregación en Bolivia?
Somos veinticuatro hermanas profesas y dos en formación.
¿Qué poblaciones acompaña la congregación?
Niños, adolescentes, jóvenes y padres de familia.
¿Cuáles son los apostolados más significativos que tienen?
En Cochabamba contamos con cinco comunidades; Quime, en el departamento de La Paz y otra en Santa Cruz; en total tenemos siete. Recién llegamos este año al lugar y apenas estamos conociendo las distintas comunidades de Bolivia. Preparamos esta gestión a 30 niños para Primera Comunión y 30 jóvenes en Confirmación. Acompañamos con la formación y consejo a padres de familia en el programa de catequesis para Bautismo, Primera Comunión y cursos prematrimoniales.
Nuestra prioridad es colaborar al sacerdote en la parroquia con la pastoral de catequesis, acompañar en la catequesis y rezar por ellos durante la Santa Misa. Tenemos el apostolado capilar que consiste en brindar a los más necesitados de escucha en el contexto particular y social de su entorno. Son personas totalmente desgarradas, que piensan que ya no existe ninguna esperanza, ninguna salida en sus vidas. Tienen a las familias alejadas que, aunque las buscan, estas ya no quieren verlas. Sienten que la soledad los llevará a la misma muerte y se encuentran arrepentidas por lo que habrían hecho y ellas mismas no se perdonan. Ahí nos sentamos con cada una de estas vidas destruidas y les damos una esperanza en Dios, nuestro Señor. Oramos por ellas y con ellas.
Aquí tropezamos con la desintegración de las familias y un rasgo muy importante es la ausencia del padre que por diferentes motivos sale de su hogar y deja en un estado de indefensión a las mamás que tienen que arreglárselas para llevar adelante a la familia. Son las propias mujeres las que sufren este abandono de sus parejas porque tienen que asumir que están solas en el mantenimiento de sus hogares. Este alejamiento del padre no siempre es a causa de maltrato o ausencia; muchas veces los hombres salen a trabajar al interior o al exterior del país y dejan a sus familias al cuidado de la mujer.
¿Podrían compartir algunas experiencias relevantes que marcaron la vida de la congregación?
El sacerdote no puede llegar a todos los lugares. Como es de conocimiento general, estamos empobrecidos de vocaciones sacerdotales. Pero, pese a esta necesidad, nos sorprende que la gente tenga mucha sed de Dios y nos busca para recibir un abrazo. Nosotras hacemos el acompañamiento y nuestra misión es dar sin esperar nada a cambio.
Los encuentros que se tienen en la Prelatura de Corocoro y de todas las parroquias son una fuerza para los catequistas que la siguen sosteniendo.
Fuente: Presencia y Acción Misionera de la Vida Consagrada Femenida en Bolivia (1655-2023) Karina García Riveros