PRIMERA LECTURA: Jr 23,1-6. Reuniré el resto de mis ovejas y suscitaré para ellas pastores
Este texto es el final de una serie de oráculos contra los reyes de Judá. Como un resumen de la crítica a estos reyes, el profeta Jeremías les dirige este oráculo en el que los compara a unos pastores que, en lugar de velar por las ovejas y reunirlas, han provocado su dispersión: las deportaciones han sido la consecuencia del mal gobierno de estos reyes. Ante esto, Dios promete, en primer lugar, que Él mismo se hará cargo de su pueblo y lo volverá a reunir. En segundo lugar, anuncia la recuperación del pueblo mediante «un germen justo», es decir, mediante un futuro rey que será fiel a Dios en todo. I De la acción de Dios y de la de este nuevo rey surgirá una vida feliz para el pueblo, en el que además se producirá la reunificación de y los dos reinos de Judá e Israel. Esta profecía, con el tiempo será entendido como un anuncio del nacimiento y acción del Mesías.
SEGUNDA LECTURA: Ef 2,13-18. Cristo es nuestra paz
Él ha unido a los dos pueblos una solo. San Pablo nos habla de la unión de los dos pueblos. La sangre de Jesucristo ha creado un nuevo criterio de vida humana: ahora, lo único que cuenta es la unión con Él, que es la paz, la plenitud de los bienes mesiánicos. Ya no hay separaciones ni enemistades por razón de la pertenencia o no al pueblo de Israel: esta pertenencia ya a no cuenta, sino que todos, tanto los judíos (los de cerca) como los paganos (los de lejos) (2,17) han recibido la misma Buena Noticia y pasan a vivir la misma comunión con el Padre y el Espíritu. Bellamente se dice que Jesús «ha derribado el muro que los separaba», refiriéndose al muro del templo que impedía el acceso a los extranjeros.
EVANGELIO: Mc 6,30-34. Eran como ovejas sin pastor.
Los apóstoles vuelven con ganas de explicarse: la experiencia había sido rica, y valía la pena comentarla. Jesús, acogiéndose a este deseo, propone algo más: ir a un lugar ellos solos, Él y los Doce, para descansar. Un descanso que, sin embargo, tenía que incluir sin duda la posibilidad de explicarse más ampliamente y poder ir más a fondo sobre todo lo que había ocurrido. Jesús, actuando así, aparece como una Maestro solícito hacia sús discípulos, con ganas de acompañarlos en su proceso de discipulado. El proyecto queda interrumpido por la presencia de la gente que le ha visto marcharse y le ha seguido. La vista de la gente provoca en Jesús unos sentimientos fuertes: «porque eran como ovejas sin pastor». Todo el gentío que hace ya tiempo va siguiendo a Jesús, quizá no lo ha entendido muy bien, pero muchos continúan buscándolo. Y Jesús deja a los Doce y atiende a la multitud. Jesús será ahora Pastor de aquella gente: les dará el alimento de su Palabra: «estuvo enseñándoles largo rato» (6,34).
Preguntas de reflexión
Cualquiera sea mi trabajo, ¿dejo tiempo para rezar, leer la Palabra y meditarla?
¿Qué inspira mi servicio a los demás y mi trabajo en la Iglesia: vanidad o compasión?
Hoja Dominical «Día del Señor»