En este Domingo 14 Durante el año, somos llamados al urgente cuidado de la Creación, inspirados por las lecturas bíblicas de la profecía de Ezequiel, de san Pablo a los cristianos de Corinto y del Evangelio de san Marcos; nos invitan y nos llaman a despertar nuestra conciencia hacia el cuidado de la Creación. Profundicemos más elementos en clave ecológica las lecturas de este Domingo:
PRIMERA LECTURA
En la lectura bíblica de la profecía de Ezequiel 2, 2-5; el espíritu que entra y hace permanecer de pie al profeta, representando la llamada divina a la responsabilidad y al cuidado de la creación. Este espíritu infunde al profeta fortaleza y discernimiento necesario para llevar el mensaje de Dios a un pueblo obstinado y de corazón endurecido. Desde una perspectiva ecológica, este mensaje puede ser interpretado como una exhortación a la humanidad para que tome conciencia de su rebeldía contra el orden natural y divino, y se reconcilie con la creación. La obstinación y el corazón endurecido simbolizan la indiferencia y el maltrato hacia el medio ambiente, y la necesidad urgente de un cambio de actitud hacia la preservación y el cuidado de nuestro entorno.
SALMO RESPONSORIAL
El Salmo 122, 1-4, nos invita a levantar nuestros ojos al cielo, buscando la guía y misericordia del Señor. Este acto de mirar hacia lo alto, -en clave ecológica- simboliza nuestra necesidad de elevar nuestra conciencia hacia una mayor responsabilidad y respeto por la creación de Dios, tal como los servidores observan atentamente las manos de sus señores, nosotros también debemos estar atentos a las señales de la naturaleza y responder con acciones concretas para su cuidado.
En este contexto de búsqueda de misericordia y piedad divina, el salmista nos recuerda la necesidad de humildad y reconocimiento de nuestras faltas. La petición de piedad refleja nuestra necesidad de arrepentimiento por el daño causado al medio ambiente y a la creación. La burla de los arrogantes y el desprecio de los orgullosos pueden interpretarse como la actitud de aquellos que ignoran la crisis ecológica y se rehúsan a cambiar sus hábitos destructivos; en respuesta, estamos llamados a adoptar una postura de respeto y acción, cuidando nuestra casa común.
SEGUNDA LECTURA
La lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 12, 7-10, nos revela una profunda lección sobre la humildad y la aceptación de nuestras limitaciones. Desde una perspectiva ecológica, podemos interpretar la “espina clavada en la carne” como las diversas crisis ambientales que enfrentamos hoy, como el cambio climático, la deforestación, la contaminación, …; dificultades que nos recuerdan nuestra fragilidad y la necesidad de depender de la gracia divina.
Frente a ello, Dios le dice al Apóstol: “Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad”, esta afirmación nos invita a confiar en la gracia de Dios que nos dará fortaleza y sabiduría necesaria, para enfrentar los desafíos ecológicos, porque al gloriarnos en nuestras debilidades, reconocemos que no podemos resolver estos problemas por nosotros mismos, lo que indicaba el Papa Francisco en Laudate Deum n° 69: “es necesario ser sinceros y reconocer que las soluciones más efectivas no vendrán sólo de esfuerzos individuales sino ante todo de las grandes decisiones en la política nacional e internacional”; por ello, necesitamos la colaboración de toda la comunidad y la guía divina, porque en nuestras debilidades, encontramos la fuerza de Cristo, que nos impulsa a actuar con amor y responsabilidad hacia nuestra casa común, asegurando un futuro para las futuras generaciones.
EVANGELIO
El Evangelio según san Marcos 6, 1-6a, nos muestra a Jesús regresando a su tierra natal y enseñando en la sinagoga, donde es recibido con asombro, pero también con desconfianza y rechazo por parte de sus propios paisanos. Este pasaje en clave ecológica nos invita a reflexionar sobre la importancia de reconocer y valorar las enseñanzas que nos llegan, incluso cuando provienen de fuentes familiares o cotidianas para cuidar la creación.
Es fundamental superar la desconfianza y la indiferencia, y reconocer la importancia de cada pequeña acción. Jesús no pudo realizar muchos milagros en su tierra debido a la falta de fe, lo que nos enseña que, sin la cooperación y el compromiso colectivo, los esfuerzos por sanar y preservar nuestro planeta serán limitados. Los elementos claves para el cuidado de la creación incluyen la apertura y disposición para aprender y actuar, la valoración de la sabiduría y enseñanzas sobre el medio ambiente, y el fomento de una comunidad de fe y acción que trabaje unida por la justicia ecológica. Al igual que Jesús curaba a los enfermos imponiéndoles las manos, estamos llamados a sanar nuestra casa común con nuestras manos y corazones, actuando con fe, esperanza y amor hacia toda la creación.
A MODO DE CIERRE
A través de las lecturas de hoy, vimos cómo el espíritu que entra en Ezequiel simboliza la urgencia de actuar con responsabilidad hacia nuestro entorno, elevando nuestros ojos al cielo como servidores atentos a las señales de la naturaleza. El Apóstol san Pablo nos enseña que, en nuestras debilidades, encontramos la fuerza de Dios para enfrentar las crisis ambientales, y el Evangelio de Marcos nos desafía a superar la indiferencia y valorar cada acción pequeña en favor de nuestro planeta. Inspirados por la Encíclica Laudato Si’, recordamos que “La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común” (LS 13), que esta reflexión dominical nos anime a actuar con compromiso y esperanza en la protección y restauración de la creación.
Por E. Marcial Riveros Tito