El jueves 16 de mayo, el atrio de la Catedral San Lorenzo, de la Arquidiócesis de Santa Cruz, fue el punto de llegada de una caminata que inició en la Plaza del Estudiante como parte de la Caminata Huellas de Ternura y la Campaña “Cero violencia, 100% ternura”, en la que participaron más de quince unidades educativas y varias instituciones que trabajan por el bienestar de los niños y niñas de nuestro país.
Llegando al atrio de la Catedral se realizó una celebración ecuménica que conjugó la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que en Bolivia se celebra del 12 al 19 de mayo, y la Caminata Huellas de Ternura, que llegó a Bolivia el 11 de mayo y se quedará hasta el 18, día en que ingresará a Paraguay.
La celebración fue presidida por el P. Humberto Lira Ramos, responsable de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso de la Arquidiócesis de Santa Cruz; en ella se pidió perdón porque en las familias los niños son testigos y sufren violencia, por la guerra que provoca sufrimiento en los niños, por la falta de educación, la tolerancia al trabajo infantil y por el abuso sexual que sufren los niños.
Todos los participantes se comprometieron a:
1. Cultivar una relación de confianza y reciprocidad. A establecer una relación basada en la confianza y la reciprocidad con las niñas y niños, donde se respeten sus derechos y se promueva un equilibrio de poder, fomentando así su participación activa en todas las decisiones que les conciernen.
2. Asegurar la integridad física, mental y espiritual. A garantizar la protección y el bienestar integral de las niñas y niños, velando por su seguridad física, su salud mental y su desarrollo espiritual, reconociendo y respetando su dignidad y su individualidad en todo momento.
3. Escuchar con sensibilidad y promover su participación. A escuchar con atención y sensibilidad las opiniones y necesidades de las niñas y niños, reconociendo su derecho a ser escuchados y a participar en las decisiones que afectan sus vidas, promoviendo así su empoderamiento y autonomía.
4. Consolar el sufrimiento y promover el cuidado emocional. A ofrecer consuelo y apoyo emocional a las niñas y niños en momentos de dolor y sufrimiento, brindándoles un espacio seguro donde puedan expresar sus emociones y sentimientos libremente, fortaleciendo así su bienestar emocional y su resiliencia.
5. Cultivar su espiritualidad y fe. A acompañar a las niñas y niños en el desarrollo de su espiritualidad y fe, promoviendo valores como el amor, la compasión y el servicio a los demás. Esto fortalecerá su compromiso con una convivencia armoniosa y su participación activa en la construcción de una sociedad justa y solidaria.
Finalizando la celebración los participantes firmaron el PACTO DE TERNURA.