Este martes 19 de marzo celebramos la Solemnidad de san José que nos recuerda al «padre que ama con ternura, padre de la obediencia, padre de acogida, padre de valentía creativa, padre trabajador, un ejemplo de santidad».
- José, el padre que ama con ternura. Su amor es el escudo que salva la vida de la Virgen María y la del Hijo que lleva en su seno. Pone su amor al servicio del Mesías que nace en su casa. Jesús ve y aprende la ternura de Dios en él. José, en medio de las tormentas que le toca vivir, se abandona a la voluntad de Dios.
- José, el padre de la obediencia. José acepta la misión de Dios ejerciendo la paternidad de Jesús. En cada circunstancia de su vida José sabe pronunciar su “fiat”, el Sí que permite que el plan de salvación siga su curso. José enseña a Jesús a obedecer la voluntad del Padre.
- José, el padre en la acogida. José acoge a María sin condiciones previas, deja de lado sus razonamientos y da paso a lo que acontece y por más misterioso que le parece, lo acoge. Acoge las vidas que le son entregadas tal como son y asume las responsabilidades que conlleva.
- José, el padre de la valentía creativa. Él sabe transformar un problema en una oportunidad. Es capaz de transformar un pesebre o tierras extranjeras en un hogar para su familia. Dios confía en la valentía creadora de José para llevar adelante sus planes.
- José, el padre trabajador. De él, Jesús aprendió el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa comer el pan que es fruto del propio trabajo. Mediante el trabajo se desarrollan las propias potencialidades y cualidades poniéndolas al servicio de la sociedad y de la comunión.
- José, el padre en la sombra. José vive su paternidad como Dios con su pueblo en el desierto, lo auxilia, lo protege, no se aparta jamás de su lado para seguir sus pasos. José introduce al Niño en la experiencia de la vida, en la realidad. José es capaz de amar en la lógica de la libertad, se descentra para poner a María y a Jesús en el centro de su vida.
“El mundo necesita padres, rechaza a los amos, es decir: rechaza a los que quieren usar la posesión del otro para llenar su propio vacío; rehúsa a los que confunden autoridad con autoritarismo, servicio con servilismo, confrontación con opresión, caridad con asistencialismo, fuerza con destrucción. Toda vocación verdadera nace del don de sí mismo, que es la maduración del simple sacrificio” (Papa Francisco, Patris corde).
Hoja Dominical «Día del Señor»