PRIMER DOMINGO DE CUARESMA
“A través del desierto Dios nos guía a la libertad”
Este tiempo de Cuaresma que vivimos a partir del Miércoles de Ceniza, es un camino que nos lleva al misterio más profundo de nuestra fe: la muerte y la resurrección de nuestro Señor. Es además una invitación a volvernos hacia Dios, a convertirnos y a creer en el Evangelio
Mensaje del libro del Genesis 9,8-15
El texto nos trae la memoria la Alianza que Dios hizo con Noé después del diluvio. Es la primera y fundamental Alianza porque se trata de una promesa de reconciliación definitiva de Dios con el mundo. En el preámbulo (Gn 9. 1-7) de este pacto el Escritor Sagrado rememora el relato de la creación del ser humano (Gn 1, 28), ahora en una nueva acción creadora se repiten las mismas palabras: crecer, multiplicarse, llenar la tierra, dominarla, inaugurando así la segunda etapa en la historia de la humanidad. La característica fundamental de esta Alianza es que no se la hace con una persona o con un pueblo, sino con todos los seres vivientes. Esta Alianza que es iniciativa de Dios y es eterna, tendrá como señal el arco iris en el cielo, a través del cual ratifica por siempre su misericordia con la humanidad.
Textos paralelos
Gn 1,22.28; Eclo 44,18; Is 54,9s.
Mensaje de la 1ra Carta de san Pedro 3,18-22
El Apóstol exhorta a la comunidad a perseverar en la fe, a tener a Cristo como el centro y la motivación principal para resistir, porque con su muerte y resurrección ha hecho posible que llegue la salvación al mundo. La mención que se hace de Noé se la ha de entender en clave bautismal, porque de la misma manera que fue salvado de la muerte, emergiendo sobre las aguas, así ahora por el Bautismo se nace a la nueva vida. Es el símbolo eficaz que nos incorpora a la muerte y resurrección de Cristo, lo que permite entrar en el camino de la salvación.
Textos paralelos
Gn 7,7; 2 Pe 2,5; 3,9; Hch 2,33; Ef 1,20s.
Mensaje del Evangelio Marcos 1,12-15
El Apóstol a diferencia de san Mateo y san Lucas no hace mención del contenido de las tentaciones, tampoco alude al ayuno, pero nos transmite una breve y profunda descripción: “Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás” (Mc 1,12). La expresión cuarenta días tiene un gran significado bíblico: es un número simbólico para indicar el tiempo de la opresión en Egipto y el tiempo del camino hacia la salvación por el desierto, indica también los cuarenta días del diluvio (Gn 7, 12), los cuarenta años de Israel por el desierto (Sal 95, 10), los cuarenta días de Moisés en el Sinaí (Ex 34, 28; Mt 9, 18), los cuarenta días de camino de Elías por el desierto (1 Re 19, 8). Por otro lado, al afirmar que: “vivía con las fieras y los ángeles le servían” el texto hace una referencia implícita a Adán, que antes de pecar vivía entre los animales en comunión con la creación entera (Gn 2,20). En este sentido podemos afirmar que Jesús es el nuevo Adán, que vence las tentaciones e inaugura el tiempo mesiánico, proclamando que el tiempo se ha cumplido y que el Reino de Dios está cerca y que todos deben convertirse.
Textos paralelos
Mt 4,12-17; Lc 4,14s; Mt 3,2; 8,10.
Por: Javier Silva Aparicio
Responsable de la Sección de Animación Bíblica
Área de Evangelización – CEB
