El Papa Francisco ha instituido el Domingo de la Palabra de Dios, con la finalidad de que este día se dedique completamente a las Sagradas Escrituras. En esta ocasión la Iglesia Universal celebrará el V Domingo dedicado a la Palabra este 21 de enero.
Con la Carta Apostólica “Aperuit illis (“Les abrió el entendimiento”), el Papa abrió esta celebración con la finalidad de “hacer que la Iglesia reviva el gesto del Resucitado que abre también para nosotros el tesoro de su Palabra para que podamos anunciar por todo el mundo esa riqueza inagotable”.
Las Sagradas Escrituras son el testimonio fiel de la Presencia de Dios en medio de la historia humana, nos comunica la acción del Señor a favor del ser humano que quiere que se salve, y sea parte de su Proyecto de vida. La Biblia contiene el gran mensaje de Dios. Su lectura es imprescindible en la tarea evangelizadora de la Iglesia y en el compromiso con el Señor. Dios se revela a la humanidad de muchas maneras, sin embargo su revelación total y por excelencia es por medio de su Hijo Jesucristo que vino a instaurar la Buena Nueva del Reino y su Palabra que transforma la vida. Todo discípulo misionero tiene la tarea de conocer las Escrituras de forma adecuada, para así poder transmitirla a los demás, haciendo posible: “Que todos los cristianos la redescubran y mediten más los textos sagrados.”
Como creyentes acogemos la Biblia, Palabra de Dios, que nos conduce a la vida plena, y estudiarla es la manera más adecuada de expresar nuestro discipulado. En resumen la Biblia no es para un grupo reducido de estudiosos o eruditos; por el contrario, la Palabra de Dios está destinada a todos los seres humanos sin excepción ni restricción. Por esto el Papa Francisco afirma que: “La Biblia es el libro del pueblo del Señor que al escucharlo pasa de la dispersión y la división a la unidad. La Palabra de Dios une a los creyentes y los convierte en un solo pueblo”.
Desde la Sección de Animación Bíblica – Área de evangelización de la conferencia Episcopal Boliviana comparte este material, con el fin de fortalecer nuestra fe y nuestro compromiso de anunciar la Buena Noticia de Jesús hasta los confines de la tierra.
A continuación compartimos el subsidio del Dicasterio para la Evangelización.
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