• Desde el Concilio Vaticano II, los laicos son creyentes que pertenecen al pueblo de Dios, de modo activo y responsable.
• Son también co-participantes en la misión de ese pueblo. En la que entran en juego nuevas claves: Pueblo de Dios, que implica comunión, participación en una misma misión, aunque diferenciada, según su carisma.
• Porque, la misión evangelizadora, es una tarea común. Esta misión compete a la Iglesia como cuerpo comunional, exigiendo a todos sus miembros participación y responsabilidad dentro de ella. Que implica vivir nuestro laicado de forma activa, por nuestro bautismo.
¿Cuál es mi misión como Laico?
El laico debe brillar, ante todo, con el testimonio de su vida, fe, esperanza y caridad. Vivimos en un mundo secularizado, en donde la religión y la fe han sido reducidos a un ámbito personal. Pero esto no quería Cristo cuando dijo: “vosotros sois la sal de la tierra, vosotros sois la luz del mundo.” (Mt 5, 13-16)
El laico católico debe actuar en coherencia con su fe y vivir de acuerdo a las enseñanzas de Jesucristo en cada momento de su vida. ¿Cómo se logra lo anterior? ¿Acaso debo entregar mi vida al cuidado de enfermos, ir a la selva como misionero? No es necesario (aunque increíblemente valioso), y es que los laicos debemos dar testimonio desde nuestra propia realidad.