Lecturas de Hoy: Sb 13,1-9; Sal 18,2-5b; Lc 17,26-37
Un ejemplo de vida, caridad y santidad cristiana para la nobleza europea fue Santa Isabel de Hungría, hija del rey Andrés II de Hungría y de Gertrudis de Andechs.
Ella nació en el castillo paterno el 7 de julio de 1207; fue comprometida en Matrimonio por razones políticas cuando tenía 4 años de edad, y la boda fue celebrada cuando tenía 14 años. Su esposo fue Luis IV, duque de Turingia, con quien tuvo tres hijos, y con quien fue feliz toda su vida; ambos eran profundamente cristianos.
Su esposo murió en una cruzada en 1227, dejándola viuda muy joven. Cuando los restos mortales de su esposo fueron repatriados, ella exclamó: “Gracias Dios mío por haberme consolado enviándome sus huesos. Hubiera aceptado mendigar de puerta en puerta toda mi vida si lo hubiésemos podido hacer juntos”.
A partir de esa fecha, ella dedicó parte de su fortuna, tiempo e influencias a la atención de los más necesitados e incluso, fundó un hospital en Marbourg con 28 camas, en la periferia de su ducado, donde ella personalmente atendía a los leprosos y a otros enfermos graves.
Ella falleció joven, a los 24 años de edad en Marbourg y fue canonizada por el Papa Gregorio IX el 28 de mayo de 1235, en la fiesta de Pentecostés, y a esta ceremonia asistió el emperador Federico II de Hohenstaufen, quien la llamó la mujer más grande y caritativa de la Edad Media alemana.
Sus restos mortales fueron depositados en un magnífico altar dorado en una iglesia franciscana en Marburgo, que ahora es un templo protestante, razón por la cual su urna sin reliquias se conserva en la sacristía. Esta ciudad la tomó a ella como su santa patrona.
La devoción a Santa Isabel de Hungría se extendió después de su canonización por varios países europeos: Polonia, España, quienes la tomaron como ejemplo de caridad cristiana, y siglos después, también lo fue de Bogotá, ciudad que aún resguarda algunas reliquias de esta santa y que fueron llevadas por Mons. Luis Zapata de Cárdenas, quien hacia 1573 fue Arzobispo Metropolitano de esta ciudad americana, y el traslado se debió a la reforma protestante en los estados alemanes.
Ella también es patrona de la Tercera Orden Franciscana de la cual fue benefactora en la ciudad de Eisenach, y a la cual ingresó a los 21 años de edad. Su fiesta litúrgica es el 17 de noviembre.
Con información de: Desde la FE