R. Restáuranos, Señor del universo.
Escucha, Pastor de Israel,
Tú que tienes el trono sobre los querubines,
resplandece, reafirma tu poder
y ven a salvarnos. R.
–
Vuélvete, Señor de los ejércitos,
observa desde el cielo y mira:
ven a visitar tu vid, la cepa que plantó tu mano,
el retoño que Tú hiciste vigoroso. R.
–
Que tu mano sostenga al que está a tu derecha,
al hombre que Tú fortaleciste,
y nunca nos apartaremos de ti:
devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre. R.