¡Voz que grita en el desierto, voz que llama a una conversión radical!
La comunidad de san Lucas nos presenta a Juan el Bautista, Profeta movido por el espíritu de Yavé, que Ilama a un bautismo de penitencia, porque detrás de él viene el que bautizará con el Espíritu Santo. La figura de Juan es señal de la llegada de la salvación de Dios. Una particularidad del Bautista es que mientras los demás profetas habían anunciado a Cristo desde lejos, Juan lo presenta al pueblo.
Hoy, en nuestra realidad social, hay voces que se escuchan, no precisamente para anunciar la llegada de la salvación, sino para engañar al pueblo con falsas promesas. Nuestra fe cristiana nos compromete a escuchar el clamor de los que sufren, lloran, lamentan e imploran la salvación de Dios: «Y todos verán la salvación de Dios» (Evangelio). Para hablar asi, debemos salir de nuestras seguridades y desinstalarnos y abrirnos a la novedad que nos trae Jesús.
La promesa que ofrece el Señor es veraz. Preparémonos en este Adviento viviendo el Proyecto de Dios Padre: hacer de este mundo, una morada de su presencia en nuestra familia, trabajo, universidad, colegio, comunidad, etc., y puedan los demás volver a Dios.
La liturgia de Adviento nos invita a vivir algunas actitudes esenciales del cristiano:
- Espera vigilante y gozosa del Señor que viene.
- Tiempo de verdadera conversión personal y comunitaria.
- Tiempo de confianza plena en Dios Padre
- Tiempo de vivir la sencillez y la sinceridad con uno mismo, con los demás y con Dios.
Hoja Dominical «Día del Señor»