Las lecturas de hoy nos invitan a abrir el corazón a una esperanza activa que transforme nuestra relación con la creación y con los demás. Desde la promesa de justicia anunciada por Jeremías hasta la invitación del Salmo a caminar en amor y fidelidad, pasando por el llamado de Pablo a crecer en santidad y culminando en las palabras de Jesús sobre la vigilancia y el cuidado, encontramos una propuesta integral para cuidar nuestra casa común. Cada texto nos anima a descubrir cómo nuestra fe se traduce en acciones concretas de amor hacia la Creación, recordándonos que nuestra esperanza en Dios también implica un compromiso con la obra de sus manos. ¡Adentrémonos con ánimo en estas palabras que nos desafían y nos inspiran!
PRIMERA LECTURA
El pasaje de Jeremías 33, 14-16 invita a reflexionar sobre la promesa de Dios como un germen justo que brota, recordándonos la conexión entre la justicia divina y la integridad de la creación. Este «germen justo» evoca la esperanza en un mundo renovado donde la justicia y el derecho florecen, elementos esenciales para el cuidado del entorno natural y social. En clave ecológica, el texto nos llama a ser instrumentos de esta promesa divina, practicando la justicia hacia la creación mediante el uso sostenible de los recursos, la protección de la biodiversidad y la promoción de estilos de vida que garanticen la seguridad y la paz para toda la humanidad. Cuidar la creación es una expresión concreta de nuestra confianza en el Señor.
SALMO RESPONSORIAL
«A ti, Señor, elevo mi alma» es una invitación profunda a alinear nuestra vida con los caminos de Dios, que son amor, fidelidad y justicia además este Salmo 24 nos impulsa a cuidar la creación, entendida como un reflejo de esos caminos divinos. Pedir al Señor que nos muestre sus senderos nos llama a discernir cómo vivir en armonía con la casa común, actuando con humildad, bondad y rectitud hacia la naturaleza y los más vulnerables.
SEGUNDA LECTURA
El llamado de Pablo a los Tesalonicenses a crecer en el amor mutuo y hacia los demás resuena como una invitación a extender ese amor hacia la creación misma. En una interpretación ecológica, cuidar la creación se convierte en una expresión concreta de la santidad y del vivir de manera irreprochable delante de Dios. Este amor nos impulsa a actuar con responsabilidad hacia la naturaleza, reconociéndola como un don de Dios para toda la humanidad. El texto nos exhorta a hacer «mayores progresos», lo que nos desafía a transformar nuestras acciones diarias: reducir el desperdicio, proteger los ecosistemas y buscar estilos de vida sostenibles. De este modo, vivir según las enseñanzas de Cristo implica no solo amar a nuestro prójimo humano, sino también honrar la obra del Creador cuidando la casa común con gratitud y compromiso.
EVANGELIO
El Evangelio de Lucas nos presenta una visión apocalíptica que nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con la creación. Las señales en el sol, la luna y las estrellas, junto con el rugido del mar, evocan los desórdenes naturales que pueden ser interpretados como consecuencia del descuido humano hacia el medio ambiente. Estas imágenes nos llaman a la conversión y al cuidado de la casa común, recordándonos que nuestras acciones tienen repercusiones en el equilibrio de la creación. Jesús nos exhorta a evitar los excesos y las preocupaciones mundanas, invitándonos a una vida sobria y atenta, que proteja los recursos naturales y fomente la justicia ambiental. Levantar la cabeza y tener ánimo ante estos desafíos implica adoptar una esperanza activa, actuando como guardianes responsables de la tierra, orando y trabajando para restaurar la armonía con el Creador y su obra.
A MODO DE CIERRE
Hoy, la reflexión en clave ecológica nos invita a repensar sobre nuestro papel como custodios de la creación, reconociendo en ella un signo visible de la justicia, el amor y la fidelidad de Dios. Además estas lecturas nos recuerdan que la Creación es un don que refleja la gloria de Dios, y que cuidarla es un acto de fe y justicia. Como nos enseña el Papa Francisco: “Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios no es algo opcional ni un aspecto secundario de nuestra experiencia cristiana” (Laudato Si’, n. 217). Que este mensaje nos inspire a renovar nuestro compromiso con la casa común, actuando con esperanza y responsabilidad.
Por E. Marcial Riveros Tito