Carisma
La oración, la contemplación y la penitencia, Espiritualidad Franciscana siguiendo los tres votos de «pobreza, castidad y obediencia» y la clausura. Somos el motor de la Iglesia porque desde la oración es un mantener las manos levantadas, así Dios desde el servicio genera la protección y el bienestar de las familias. El monasterio brinda oración constante para todas las personas, del mundo entero. Nuestro estado es mantener la adoración al Santísimo Sacramento las veinticuatro horas del día.
Año de fundación de la congregación en Bolivia
Llegamos a Coroico en 1960.
¿Cuántas hermanas tiene la congregación en Bolivia?
En su momento fuimos seis monjas, en la actualidad solo somos dos.
¿Qué poblaciones acompaña la congregación?
Con nuestro modo de vida acompañamos a todo el mundo; es decir, a las personas, los animales, la naturaleza.
¿Cuáles son los apostolados más significativos que tienen?
La espiritualidad franciscana y los votos de las Hermanas Clarisas presentan las siguientes características:
Voto de Obediencia: Es la condición continua de saber escuchar con respeto y ver los caminos de Dios para servir desde una obediencia dialogada.
Voto de Pobreza: Las hermanas llevan el hábito desde el inicio como lo hacía San Francisco de Asís, siendo las indumentarias necesarias para vivir en servicio. El voto de pobreza está cristalizado en la conciencia de sentirse pobres y humildes ante la comunidad y sobre todo ante Dios, sin ningún aire de superioridad.
Voto de clausura: Representa la permanencia continua en el claustro, con el fin de realizar la penitencia y mantenerse plenamente para Dios y al servicio de la sociedad desde la oración permanente. La vida dentro del monasterio está llena de alegría, encuentro, oración constantemente, preservación y mantenimiento de nuestras tradiciones y cultura al servicio de Dios.
Lo esencial en la vida contemplativa es la oración: contemplación y la penitencia constante, pues son el motor de nuestra Iglesia. Esta labor continua y permanente dedicada a Dios y al servicio del mundo es la oración: es un comunicarte con Dios, como Santa Clara expresaba, desde la oración estamos unidas a Dios y promovemos que cada actividad cotidiana sea llevadera en el marco del respeto, comprensión, cordialidad y consideración.
Presentamos el estado orante que significa tener continuamente a Dios en nuestro ser y nuestras acciones.
Reconociendo el enlace de Dios y el alma, en la afirmación de que tengo a Dios dentro de mí y lo vivo en cada actividad de diálogo, en el encuentro con el otro y en el servicio.
Para nuestro auto sostenimiento elaboramos hostias y vinos que suministramos a la Diócesis de El Alto, el Arzobispado de La Paz y la Iglesia de San Francisco. Con este trabajo generamos empleo para la población, ya que nosotras no salimos del monasterio y son otras personas quienes producen y colaboran.
Prestamos algunos espacios de nuestro monasterio para que vivan retiros o encuentros espirituales; damos un servicio completo de alimentación.
¿Podrían compartir algunas experiencias relevantes que marcaron la vida de la congregación?
La gratitud de la gente y el valor que le dan a la oración que llega a cada persona. Nos sentimos acompañadas por las personas que nos visitan y nos tienen cariño, nos abren su corazón y nos cuentan sus penas. Nosotras las acompañamos moral y espiritualmente. Buscamos con nuestra presencia dejar impregnada la presencia de Dios. En tiempos de la pandemia no dejamos de recibir ayuda solidaria, con lo cual pudimos ayudar a las familias más pobres.
Fuente: Presencia y Acción Misionera de la Vida Consagrada Femenida en Bolivia (1655-2023) Karina García Riveros