El primer Domingo de Adviento da comienzo al nuevo Año Litúrgico. En torno al Evangelio de san Lucas (Ciclo c) el mensaje de la Palabra resuena en la fe y en el compromiso de los fieles.
Teología del Adviento
El tiempo de Adviento tiene una doble vertiente: es el tiempo de preparación a la Navidad, solemnidad que conmemora la primera venida del Hijo de Dios entre nosotros y la espera gozosa de su segundo advenimiento en la Parusía, cuando esta historia Dios Padre la concluya. El Adviento nos hace vivir las últimas palabras del Apocalipsis: «El Espíritu y la Esposa dicen ¡Ven! Y el que escucha que diga también ¡Ven!» (22,17). La Iglesia celebrando el Adviento no se sitúa en el Antiguo Testamento, celebra su misterio propio. La Iglesia mientras existe está siempre realizándose, por eso, clama y ora: «Venga tu Reino.» La Iglesia es toda Adviento y siempre en espera: «Ven, Señor Jesús. Marana thá.» (1Co 16,23; Apocalipsis 22,21).
El Adviento es, también, tiempo de esperanza. Esperamos al Señor que viene. En Adviento todo el misterio de la Venida del Señor va desde la primera (Belén) como una respuesta a la espera del pueblo judío hasta la última Venida del Rey de la Gloria (Parusía). Entre estos dos términos se coloca un tercer Adviento: el que está en la Iglesia y en la vida cristiana, sobre todo por medio de la meditación de la Palabra y la recepción de los sacramentos.
Los precursores del Señor
Adviento es tiempo del Espíritu Santo. El verdadero Precursor de Cristo en su primera Venida, es el Espíritu Santo; Él es ya el Precursor de la segunda venida. Él ha inspirado los oráculos del Mesías, ha anticipado con sus primicias de alegría la Venida de Cristo en sus protagonistas como: Isabel, Juan, María y José. Los iconos de Isaias, Juan el Bautista, José de Nazaret y María Santísima deben poner de relieve al verdadero Precursor que es el Espíritu Santo.
Sugerencias para la celebración de Adviento:
- Es el tiempo por excelencia de María. He aquí algunos títulos bíblicos: María, la llena de gracia, la Bendita entre las mujeres, la Virgen, la Esposa de José, la Sierva de Dios y la Madre del Hijo de Dios. Su imagen debe ocupar un lugar preferencial durante las celebraciones.
- Es muy provechoso organizar algunas celebraciones penitenciales adecuadas al tema de la Espera, como se propone en el Ritual de Penitencia.
- Se puede organizar algunas celebraciones de oración, empleando los textos de la liturgia, dando protagonismo a los jóvenes y niños. Una relectura de temas mesiánicos progresivos de la historia de la salvación puede ser un método muy acertado.
- Celebraciones en honor a santa María de Adviento en base a las lecturas biblicas y a las orientaciones de Paulo VI en el Marialis Cultus (nn. 3 y 4).
- La Novena de la Navidad en base a la publicación de la Comisión Episcopal de Catequesis y Biblia.
- La corona de Adviento, con los cuatro cirios, que se van encendiendo progresivamente cada Domingo (durante las Eucaristías u otras celebraciones).
- Tomar en cuenta las tradiciones religiosas -regionales y locales- propias de Adviento y Navidad. Dar mucha importancia al «armado» del pesebre, al canto de los villancicos y a las danzas.
Viviendo la espiritualidad del misterio del Cristo que viene, viviremos también el tiempo de la Iglesia misionera y comprometida con el crecimiento del Reino de Dios.
Archivo – 4ta. página Hoja Dominicial «Día del Señor»
Foto portada: Diario el Universo