DOMINGO 32 DURANTE EL AÑO
PRIMERA LECTURA: 1R 17,8-16. La viuda preparó una pequeña galleta con su harina y la llevó a Elías.
El profeta Elías pasando por una región pagana, Sarepta de Sidón, encuentra una viuda de esa región, muy pobre y que estaba esperando la muerte junto con su hijo. Sorprendentemente el hombre de Dios, en vez de darle algo para que viva, le pedirá agua y pan, lo último que tenía la pobre viuda para vivir. Cuando el Señor nos pide algo, en realidad quiere, mas, bien dar en abundancia sus gracias: “El tarro de harina no se agotó ni el frasco de aceite se vació”.
SEGUNDA LECTURA: Hb 9,24-28. Cristo se ofreció una sola vez para quitar los pecados de la multitud.
El autor de la “carta” a los Hebreos hace referencia a los sacrificios que se hacían en el Templo de Jerusalén, y los califica como “figura” del auténtico Santuario que está en el Cielo. En efecto, la realidad es más importante porque es el cumplimiento de la figura. La realidad es que Cristo ha entrado en el cielo, después de ofrecerse a sí mismo como sacrificio en la cruz para abolir los pecados de la multitud y por esto tiene un valor infinito.
EVANGELIO: Mc 12, 38-44. Esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros.
En el Evangelio Jesucristo mira atentamente a las personas que ponían sus “limosnas” en el tesoro del templo. Por una parte, están los ricos que dan limosna en abundancia de lo que “les sobra”. Por otra parte, está una “viuda”, condición difícil porque no tenía quien la defienda, y además era “pobre”, en el sentido que si no se le ayudaba se moría. Ella dará dos pequeñas monedas, que era muy poco en términos cuantitativos, pero el Señor conoce que ella “dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir”, es decir que esta viuda no fue superficial en su relación con Dios, sino que confió plenamente en Dios. Ella hubiese podido justificarse por ser pobre, o podía dar una sola moneda y la otra guardarla, sin embargo, por su amor a Dios y al prójimo lo da todo.
Preguntas de Reflexión:
¿Reconozco al Señor cuando me visita?
¿Puedo ver la gracia que Dios me da cuando me pide algo?
Cuando hago caridad, ¿doy lo que me sobra, o lo que es vital para mí?
Hoja Dominical «Día del Señor»