¡Canta, canta, canta pueblo de Dios! Así inició el Te Deum Ecuménico celebrando los 214 años del grito libertario de Santa Cruz en la Basílica Menor y Catedral Metropolitana “San Lorenzo” de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.
La celebración fue presidida por Mons. Stanislaw Dowlaszewicz, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis y acompañada por el Arzobispo Mons. René Leigue, Mons. Aurelio Pesoa, Vicario Apostólico de Beni y Presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, P. Iván Joy Martis, Secretario de la Nunciatura Apostólica en Bolivia, Mons. Anba Youssef y el Padre Hedra El Anba Boula de la Iglesia Copta Ortodoxa de Bolivia, el P. Oscar Villarreal y el P. Franklin Cuenca, Pastores de la Iglesia Anglicana Episcopal de Bolivia; sacerdotes y diáconos de la Arquidiócesis.
Entre las autoridades se encontraban el Arq. Mario Aguilera, Gobernador en ejercicio, Antonio Salvador Talamás, Presidente de la Asamblea Legislativa Departamental, Silvana Mucarzel, Presidente del Consejo Municipal, Alejandro Durán, Presidente de la CRE (Cooperativa Rural de Electrificación), Mario Carmelo Chávez Paz, gerente general de la CRE; Concejales y autoridades nacionales, departamentales, municipales, cívicas, militares, policiales y cuerpo consular.
En la homilía, Mons. Dowlaszewicz, enseñó que Jesús no niega los deseos de sus discípulos de ser los primeros, el deseo natural del ser humano de ser el primero, sino que les da la dirección correcta, cambia las motivaciones: “El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos”. En la lógica del Evangelio, del amor, ser grande es servir, ser primero es hacerse servidor del otro. El verdadero poder no es el poder sobre los demás, sino es ser el primero para los demás.
“Estamos agradecidos a Dios por esta tierra que florece en sus tajibos multicolores, en sus orquídeas, en el verde de sus campos.
Pedimos al Señor de la Cruz, del amor, de la hermandad que esta tierra florezca
y reverdezca bajo el Sagrario y a la sombra de la Cruz, esa Cruz redentora, salvadora, reconciliadora.
Que hoy florezcan la alegría y los sueños.
Que nuestras autoridades acompañen y busquen vida saludable y fraterna convivencia entre todos.
Que esta tierra que brota en desarrollo y vida pujante, que se entusiasma con su gente y arde como fuego de chala,
pero se alienta y da vida al país; sin olvidar que también es el fuego de jenecherú (el fuego que nunca se apaga),
que nuestro pueblo cruceño lo vive y lo demuestra; esta tierra que crece y se abre a la vida.
Gracias buen Dios por esta tierra, por sus 214 años de aniversario,
gracias por las riquezas del suelo y subsuelo, gracias por la variedad de frutas y otros productos vegetales,
gracias Señor por la riqueza de la fauna y del mundo animal, gracias por los paradisiacos paisajes.
Gracias por las personas que nacieron aquí, por los indígenas que defienden su hábitat, sus tierras;
por los que llegaron de los más diversos lugares del mundo y se hospedaron aquí;
gracias por el mosaico cultural con el que nos enriqueces.
Gracias Señor por las cualidades y talentos de los vivientes y entrantes,
que contribuyamos al bien común y la civilización del amor.
Que nuestros gobernantes, líderes cívicos y dirigentes, despojados de egoísmos y visiones cerradas,
trabajen por el bien, como servidores de la casa común.
Que juntos soñemos y construyamos la tierra sin mal
que buscaban nuestros ancestros y nuestros pueblos indígenas nativos”.
¡Viva Santa Cruz!
Mons. Stanislaw Dowlaszewicz
Puede ver la celebración completa en: https://fb.watch/uOMTfy0Lfk/