«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí, según tu palabra» (Lc 1,38)
Cada 8 de septiembre celebramos la Fiesta de la Natividad de la Virgen María, una de las fiestas marianas más antiguas.
El nacimiento de la Virgen María “nos hace intuir la iniciativa amorosa, tierna, compasiva, del amor con que Dios se inclina hasta nosotros y nos llama a una maravillosa alianza con Él que nada ni nadie podrá romper» (Papa Francisco, Homilia, 2017).
El acontecimiento fundamental en la vida de la Virgen María es la anunciación; su Sí: “hágase en mí, según tu palabra» (Lc 1,38) y el Sí de José: “hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado y recibió a María como esposa» (Mt 1,24), cambiaron la historia.
El nacimiento de la Virgen María es uno de los tres que celebramos en el calendario litúrgico, junto al de Juan el Bautista, anuncia y anticipa el nacimiento de Jesús.
¡Tu nacimiento, Virgen Madre de Dios, es el nuevo amanecer que ha anunciado la alegría a todo el mundo, porque de ti nació el sol de justicia, Cristo, nuestro Dios! (Antífona del Benedictus, cántico evangélico de Laudes).
Hoja Dominical «Día del Señor»