6 diciembre,2024
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Domingo 23 Durante el Año: REFLEXIÓN DOMINICAL EN CLAVE ECOLÓGICA – Ciclo B

La reflexión dominical en clave ecología para este domingo, invita a una conversión desde la fe, donde el cuidado de la Creación se integra plenamente en nuestra vida cristiana. A través de los textos de Isaías, el Salmo 145, la carta de Santiago y el Evangelio de san Marcos, somos llamados a reconocer la obra de Dios en la naturaleza y en los más vulnerables, a escuchar el clamor de la Tierra y a actuar con justicia. Profundicemos más, con las siguientes lecturas:

PRIMERA LECTURA

La lectura del libro de Isaías 35, 4-7a nos invita a ver la Creación como parte del plan salvador de Dios, quien promete renovar tanto la naturaleza como la vida humana. La imagen del desierto que se transforma en manantiales nos llama a cuidar y proteger el medio ambiente, recordando que Dios mismo está en la obra de restauración de la creación. Esta visión debe inspirar una ecológica que fomente una conversión hacia prácticas sostenibles, reconociendo que cuidar de la Tierra es un acto de fe y colaboración con el plan de salvación. Así como Dios abrirá los ojos de los ciegos, también nosotros debemos abrir nuestros ojos al llamado urgente de preservar la Creación, protegiendo la vida en todas sus formas.

SALMO RESPONSORIAL

El Salmo 145, 7-10 nos invita a alabar a Dios no solo con palabras, sino también con acciones que reflejen su justicia y cuidado por los más vulnerables. Este llamado nos anima a cuidar de la Creación como parte de nuestra respuesta a la fidelidad y amor de Dios. Así como el Señor “abre los ojos de los ciegos” y “endereza a los encorvados”, estamos invitados a abrir nuestros ojos ante la crisis ambiental y actuar para enderezar nuestro modo de vida hacia una relación justa y sostenible con la naturaleza. Al decir “¡Alaba al Señor, alma mía!”, comprendemos que nuestra alabanza genuina incluye cuidar de la Creación y protegerla para las futuras generaciones, reconociéndola como un don divino que debemos salvaguardar.

SEGUNDA LECTURA

La lectura de la carta de Santiago 2, 1-7; nos llama a no hacer distinciones entre las personas, y este principio puede extenderse al cuidado de la Creación. Así como no debemos tratar a las personas según su apariencia o riqueza, tampoco debemos explotar ciertos recursos naturales en beneficio de unos pocos, mientras descuidamos el bienestar de la Tierra y los más vulnerables. La ecológica debe promover una conciencia que rechace la explotación y fomente la justicia ambiental, reconociendo que los bienes de la Creación son para todos. Cuidar la Creación es un acto de justicia social y ecológica, donde respondemos al llamado del Evangelio viviendo en armonía con Dios, los demás y la naturaleza.

EVANGELIO

En el Evangelio según san Marcos 7, 31-37, Jesús sana a un hombre sordomudo, invitándonos a “abrirnos” a la realidad de la Creación que clama por cuidado. Así como Jesús restauró los sentidos de este hombre, debemos abrir nuestros oídos para escuchar el grito de la Tierra y soltar nuestra lengua para proclamar la urgencia de actuar en defensa del medio ambiente. El comentario de la multitud, “Todo lo ha hecho bien”, nos recuerda que la Creación es buena, y nuestra tarea es preservarla. Que estas reflexiones promuevan una conversión ecológica y que impulse acciones concretas para cuidar de la naturaleza, restaurando la armonía entre Dios, el ser humano y el mundo natural.

A MODO DE CIERRE

En esta reflexión dominical, nos encontramos con un llamado urgente a cuidar de la Creación, reconociendo que forma parte del plan salvador de Dios. A través de la Liturgia de la Palabra, somos invitados a abrir nuestros ojos y oídos ante el clamor de la Tierra que sufre, y a actuar con justicia y amor hacia ella. Cuidar de la naturaleza es una expresión concreta de nuestra fe, que responde a la obra creadora y salvadora de Dios. Como nos recuerda el Papa Francisco en la Encíclica Laudato Si’: “El ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos” (LS 95). Que esta reflexión inspire a una conversión ecológica que impulse el cuidado de nuestra casa común, protegiendo la vida en todas sus formas.

Por E. Marcial Riveros Ti

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