Domingo 23 durante el año (ciclo B)
PRIMERA LECTURA: Is 35,4-7a. Se despertarán los oídos de los sordos y la lengua de los mudos gritará de júbilo.
El profeta Isaías se dirige al pueblo que vive la experiencia dolorosa del exilio, que es descrita con la imagen de un pueblo peregrino desalentado que no puede entender la llamada del Señor. Dios por medio del profeta les anuncia la obra del Mesías quien viene a salvar y a renovar al pueblo, y podrán escuchar y mirar y participar de la obra de Dios. Se trata de la obra que Dios ha realizado con su pueblo y realiza con la Iglesia.
SEGUNDA LECTURA: St 2,1-7: ¿Acaso Dios no ha elegido a los pobres para hacerlos herederos del Reino?
El apóstol Santiago indica la dimensión social de la vida cristiana. En efecto, la fe en el Evangelio hace que cada persona recupere su dignidad de «imagen de Dios», porque su valor va más allá del estatus social y económico. Por este motivo no es propio del creyente, hacer acepción de personas, discriminaciones y privilegios porque Cristo ha dado su vida por cada uno de nosotros, porque cada vida es preciosa ante el Señor.
EVANGELIO: Mc 7, 31-37: Hace oír a los sordos y hablar a los mudos.
En el Evangelio el Señor Jesús va a sanar a un sordomudo, lo que comportaba una situación especial, porque impedía a las personas poder comunicarse, de relacionarse, incluso con Dios; situación que muchas personas atraviesan. Ahora bien, para ayudar a las personas que no consiguen acercarse al Señor es necesario la fe de los amigos, parientes, quienes, con amor les acercan al Señor, porque Él es el único que puede hacer esta obra de sanación.
De todas maneras, la obra de sanación siempre será un «encuentro personal», particular e íntimo con el Señor, quien lo llevará aparte para restaurar su vida, abriendo sus oídos y soltando su lengua, actos que se perpetúan – en el rito del Bautismo porque la sanación comienza con «escuchar las maravillas de Dios» y luego «proclamar su bondad y su amor».
Preguntas de reflexión
¿Reconozco el tesoro que Dios ha puesto en mi vida?
¿He experimentado cómo Dios abre mis oídos para escuchar su Palabra?
Hoja Dominical «Día del Señor»